De Hors Service #28, periódico anarquista, 13 de junio de 2012.
"A menudo, los llamados oponentes parten en realidad de la misma base, comparten la misma lógica y sólo difiere la fachada de sus "soluciones". Por ejemplo, los políticos. Todos quieren distinguirse de los demás, proponiendo diferentes "programas". Pero todos están de acuerdo en que ellos, los políticos de todo signo, son los únicos capaces de organizar la convivencia. Ningún político cree en la capacidad de cada ser humano para organizar su propia vida, según sus deseos y necesidades, junto con los demás.
El espectáculo protagonizado por la policía y los militantes islamistas [1] la semana pasada en Molenbeek va en la misma dirección. La policía quiere hacer cumplir la ley del Estado, los islamistas dicen luchar por la ley de Dios. Todos están de acuerdo en el fondo: es necesaria una ley, porque las personas, los individuos, no son capaces, peor aún, no deben tener la libertad de decidir por sí mismos sobre sus vidas, ni sobre cómo relacionarse con los demás. Por supuesto, hay leyes que permiten más "margen de maniobra" que otras, pero al final no es más que la regulación de la gran cárcel que es la sociedad actual. Los policías, el Estado, los islamistas: todos creen en una cosa: la autoridad. Su gran enemigo común es la libertad. El Estado lo demuestra reprimiendo a todos aquellos que cuestionan el sistema actual, que se toman la libertad luchando por un cambio radical. Los islamistas lo demuestran muy bien reprimiendo a todos los que quieren vivir libres, sin ningún tipo de ataduras, ya sea en su vida cotidiana tratando de imponer su moral y sus castigos tortuosos para cualquier "pecador", o bajo regímenes islamistas en otros lugares que exterminan toda oposición, toda libertad, toda voluntad individual.
Vivimos en un mundo, en una ciudad, llena de tensiones, tensiones sociales entre ricos y pobres, entre gobernantes y gobernados, entre explotadores y explotados. Los conflictos no son infrecuentes y se expresan de mil maneras en enfrentamientos en los barrios, en huelgas salvajes en las empresas, en la negativa a someterse a la autoridad del Estado, en revueltas, en sabotajes de la rutina diaria. Todo el mundo siente que nada va a mejorar, que la oposición será cada vez más fuerte y que será necesario luchar, rebelarse para que sea posible un cambio radical y profundo. No es casualidad que hoy el Estado se refuerce por todos lados, pensando incluso en enviar a los militares a las calles de Bruselas para someternos. No es casualidad que fuerzas reaccionarias y autoritarias como los islamistas intenten hacerse un hueco "a la cabeza" del conflicto social. Porque todo el mundo siente que en algún momento va a explotar, pero nadie sabe a dónde puede llevar. Y todos ellos, desde el Estado hasta los partidos políticos, pasando por los islamistas y los fascistas, quieren el poder, temiendo la libertad que será posible en la explosión social. Todos quieren gobernarnos, imponernos lo que debemos y no debemos hacer, lo que debemos pensar y lo que debemos sentir.
No utilizaremos medias palabras ante la situación actual: somos revolucionarios y anarquistas, no queremos gobernar a nadie y hace tiempo que declaramos la guerra a toda forma de autoridad. Ya sea estatal o islamista, democrática o fascista, toda autoridad es enemiga de la libertad. Cualquier autoridad buscará siempre condenarnos, encerrarnos, eliminarnos en cuanto empecemos a pensar por nosotros mismos, a actuar por nosotros mismos, a confiar en nuestra capacidad de transformar radicalmente este mundo.
Así que, frente a los intentos islamistas de aprovechar el descontento y la revuelta latentes, frente a todos los que dicen luchar hoy contra las autoridades para sustituirlas mañana por otras, frente al Estado que se prepara para apretar las tuercas a todo el mundo: los autoritarios de todo pelaje, ¡que se jodan! "
[1] Con esto no queremos decir que todos los que se opusieron a la policía durante estos sucesos en Molenbeek fueran islamistas; simplemente que trataron de ponerse "a la cabeza" de una hostilidad difusa contra las autoridades.
Fuente original: Hors Service - Anarchist Journal
FUENTE: Biblioteca Anarquista
Traducido por Jorge Joya
Original: www.socialisme-libertaire.fr/2017/10/ni-loi-ni-sharia.html