La obra constructiva de la Revolución Española - Georges Balkanski

Este artículo completo se publicó en 1987 en el número 1 de la revista Itinéraire - Una vida, un pensamiento: "Durruti, de la revuelta a la revolución".

Una adecuada comprensión de la realidad histórica de 1936-1939 en España requiere una definición previa de los términos referidos a los acontecimientos provocados por el golpe militar y las formas de transformación social y económica que le siguieron.

El golpe, que tenía como objetivo no sólo el derrocamiento del gobierno republicano y de la propia República, sino también el aplastamiento de una clase obrera altamente revolucionaria y la instauración de un régimen fascista, adquirió el carácter de una contrarrevolución preventiva. Así, no sólo se impuso una lucha defensiva a las ya debilitadas fuerzas que apoyaban al gobierno en el poder, sino al mismo tiempo y aún más a los partidos antifascistas, los sindicatos obreros y los círculos revolucionarios. Esta contrarrevolución preventiva, que provocó la correspondiente respuesta armada, creó una situación revolucionaria y condujo a la guerra civil, que pronto se transformó, por la intervención e invasión extranjeras, en una guerra total. Así, el país se encontró en una situación muy compleja que implicaba siete acontecimientos a la vez: golpe militar, contrarrevolución preventiva, defensa del gobierno, respuesta popular armada, guerra civil, revolución social y guerra nacional defensiva.

La revolución impuesta, previsible pero no precisamente, adquirió un carácter fundamentalmente económico. Al mismo tiempo, impuso una colaboración política entre las fuerzas republicanas antifascistas, incluyendo el movimiento anarcosindicalista y libertario. La transformación revolucionaria, inevitablemente acompañada de ciertas expropiaciones a veces indispensables a causa de la huida de los propietarios fascistas que habían abandonado sus propiedades y negocios, se llevó a cabo de forma más o menos espontánea bajo las más diversas formas: municipalizaciones, sindicalizaciones, colectivizaciones y socializaciones.

Los movimientos anarcosindicalistas (CNT) y libertarios (FAI), mayoritarios o de vanguardia según las regiones, pero sobre todo muy dinámicos, desempeñaron en todas partes el papel más importante, implicando a las masas populares en esta transformación económica como un trabajo constructivo y socialmente multiforme, en la industria, los servicios, la agricultura, la educación, la sanidad, etc.

Un estudio exhaustivo de esta obra requeriría una gran cantidad de documentación, investigaciones adecuadas y la preparación de enormes volúmenes, pero en este artículo sólo podemos abordarla a través de los ejemplos más conocidos.

Industria y servicios en las grandes ciudades 

Gracias a su organización, a su experiencia revolucionaria, a su dinamismo, los anarcosindicalistas de la CNT y los libertarios de la FAI y de la FIJL, derrotando a los conspiradores en tres días, se apoderaron de la economía de Barcelona y de Cataluña primero, y de las demás regiones después, y la pusieron en funcionamiento casi con normalidad. Todas las grandes empresas industriales estaban en manos de los sindicatos. El éxito fue tan rotundo que en Cataluña, incluso el presidente Companys, para repostar y utilizar su coche, necesitaba el permiso de los sindicatos. El Centro, con Madrid, y la región de Levante siguieron el mismo curso de los acontecimientos.

Los sindicatos, tomando la industria en sus manos, también debían garantizar que las necesidades más urgentes de la población fueran satisfechas sin demora, empezando por el transporte.

 Los tranvías de Barcelona. Los tranvías eran el medio de transporte más importante de Barcelona. Sesenta líneas cruzaban la ciudad y daban servicio a los suburbios y a las zonas circundantes. La Compagnie Générale (una empresa belga) empleaba a 7.000 personas, de las cuales 6.500 eran sindicalistas de la CNT [1].

Las peleas callejeras habían paralizado todo el tráfico, obstruido las vías con barricadas... era necesario despejar, así que la sección sindical de tranvías encargó a una comisión, compuesta por siete compañeros, que ocupara los locales administrativos mientras otros inspeccionaban las vías y elaboraban una lista de los despejes necesarios. El comité de los siete convocó inmediatamente a los delegados de las distintas secciones sindicales... y se decidió por unanimidad volver a poner los tranvías en funcionamiento sin demora. En cinco días, tras el fin de los combates, setecientos tranvías, todos repintados de rojo y negro, circulaban por Barcelona.

Se ha mejorado la organización técnica y el funcionamiento del tráfico. El alcance de las mejoras realizadas es sorprendente. También se reconstruyeron algunas de las líneas dañadas y en algunos casos se pavimentaron las carreteras. Se compró en Francia un torno automático americano (único en España) valorado en 200.000 francos. Se compró un torno eléctrico para fundir cojinetes y se adquirió mucho otro equipo técnico con un coste de 250.000 francos.

Los resultados financieros son los siguientes

Ingresos totales (teniendo en cuenta que se había producido una reducción de tarifas en beneficio principal de los trabajadores, con el establecimiento de un precio único de 0,20 pesetas)

El balance general de los servicios prestados es positivo. Durante el año 1936, el número de pasajeros transportados fue de 183.543.516; al año siguiente, 233.557.506. Diferencia en la suma: 50.014.244. El número de kilómetros recorridos también aumentó de 21.649.459 en 1936 a 23.280.781 en 1937. Aumento: 1.640.244 km.

Prestaciones de los trabajadores. En la época de la insurrección fascista, los trabajadores del tranvía ganaban de 8 a 9 pesetas y los obreros cualificados 12 pesetas al día. Todos los salarios se reajustaron con una diferencia mínima: 15 pesetas para los peones y 16 para los trabajadores cualificados. Esto se aproxima a la igualdad básica absoluta.

- El servicio de agua, gas y electricidad, por orden de urgencia para la población, ocupó el primer lugar. En Barcelona, el sindicato de la CNT tenía normalmente entre 2.500 y 3.000 afiliados, y 7.000 en toda Cataluña. Después del 19 de julio, los miembros del sindicato de trabajadores y técnicos sumados alcanzaron la cifra de 8.000 [2].

Los resultados de la gestión de los trabajadores. Desde el punto de vista técnico, cabe destacar algunos logros, entre ellos los fundamentales de concentración y coordinación. Entre otras cosas, esto representó un ahorro de mano de obra que se utilizó para mejoras e innovaciones. Por ejemplo, 700 trabajadores construyeron una presa que aumentó la potencia disponible en 50.000 CV.

El agua, especialmente el agua potable, cuyo suministro requería un serio y costoso aumento para los inquilinos de cada edificio, nunca faltó, ni siquiera en las ciudades bombardeadas.

En Barcelona, el suministro diario, que era de 140.000 metros cúbicos antes de la revolución, pronto se elevó a 150.000 metros cúbicos y aumentó después.

- Socialización de la medicina. La Federación Nacional de Servicios Sanitarios, sección de la CNT, contaba con 40.000 afiliados en 1937 (3). La unión de estos servicios se formó en Barcelona en septiembre de 1936. Cinco meses después, contaba con 1.020 médicos de todas las especialidades, 3.206 enfermeros, 330 matronas, 633 dentistas, 73 especialistas en diatermia, 10 especialistas no definidos, 153 herbolarios, 203 becarios, 180 farmacéuticos, 663 auxiliares de farmacia, etc. En Barcelona, en junio de 1937, había 18 hospitales gestionados por el sindicato médico (6 de ellos creados por él), 17 sanatorios, 22 clínicas, 6 establecimientos psiquiátricos, 3 asilos y una maternidad.

Cartel, 1937, CNT AIT Barcelona, Comité Pro-Heridos

Cataluña se dividió primero en 9 grandes sectores: Barcelona, Tarragona, Lleida, Girona, Tortosa, Reus, Bergueda, Ripoll y la zona pirenaica, más 26 subzonas. Cada semana, el comité central de Barcelona, que la asamblea en pleno renovaba periódicamente, se reunía con los delegados de las nueve primeras zonas. Rápidamente, la población comenzó a beneficiarse de esta amplia iniciativa. En un año, sólo en Barcelona, se crearon seis nuevos hospitales. Al mismo tiempo, habían aparecido nueve sanatorios en diferentes lugares.

Educación 

Es conocido el papel renovador que las escuelas racionalistas, vinculadas al nombre de Francisco Ferrer, desempeñaron treinta años antes del 19 de julio. Su labor en toda España, tras el aplastamiento del golpe de Estado, especialmente en Cataluña, es significativa. Además, la gran influencia del movimiento libertario en Cataluña favoreció la orientación oficial en el ámbito de la educación.

Menos de diez días después de la victoria revolucionaria del 19 de julio, el 27 de julio de 1936, el presidente de Cataluña (Luis Companys) firmó un decreto por el que se creaba el nuevo órgano educativo gubernamental -el Comité de la Nueva Escuela Unificada- cuya presidencia se encomendó al libertario Juan Puig Elías. Pero las escuelas racionalistas, siempre recelosas de cualquier iniciativa gubernamental, permanecieron separadas, manteniendo su independencia institucional, agrupadas en la Federación de Escuelas Racionalistas. Esta federación se dedicó a la consolidación del movimiento racionalista, poniendo en marcha un proyecto de apertura de una escuela de magisterio y combinando sus actividades con las de la Asociación de Mujeres Libres y la escuela de militantes creada por la CNT. También organizó una semana de conferencias educativas en Barcelona con la colaboración de las más destacadas personalidades y estudiosos de Cataluña, como Gonzalo de Reparaz, Alberto Carsi y otros.

La socialización de los espectáculos públicos 

Entre el 20 y el 25 de julio de 1936, los militantes libertarios del sindicato único de espectáculos de la CNT fueron los primeros en ocupar los cines y teatros. La CNT organizó y controló todas las actividades cinematográficas y teatrales de Barcelona, que comenzaron el 6 de agosto. La nueva organización de los espectáculos públicos permitió, prácticamente durante toda la guerra, emplear a 6.000 personas y controlar 114 cines, 8 teatros y 10 salas de música.

El sindicato creó un comité de producción cinematográfica, que se encargó de la producción y distribución de las más de 60 películas. La tarea más importante de la CNT.

Los ejemplos citados aquí son de Cataluña, pero otras regiones siguieron el mismo camino de sindicalización, colectivización y socialización de la industria, el transporte, las comunicaciones, etc.

Agricultura 

El desarrollo socialista de la agricultura, siempre emprendido por los libertarios, adquirió una extensión aún más generalizada, alcanzando la impresionante cifra de 2.000 colectividades en las distintas regiones y provincias de la España republicana, distribuidas de la siguiente manera

1. Cataluña: 40 comunidades

2. Levante: 900 comunidades

3. Castilla: 300 comunidades

4. Andalucía: se desconocen las cifras exactas

5. Estramadura: 30 comunidades

6. Aragón: 400 comunidades (y muchas otras desconocidas).

Un breve examen de la diversidad de las distintas empresas por regiones bastaría para dar una idea exacta de la extensión y profundidad de esta transformación de la agricultura y de la gran obra constructiva de la revolución en España. En la colectivización, o mejor dicho, en la socialización de la agricultura, fue la región de Aragón la primera en emprenderla. Pero, según Gaston Leval, la obra de reconstrucción libertaria fue la más extensa y la más completa del Levante. En el Congreso de la Federación de Campesinos de Levante, organizador de estas empresas, celebrado los días 21, 22 y 23 de noviembre de 1937, participaron 340 comunidades agrícolas.

Cinco meses después, su número había aumentado a 500 y a finales de 1938 a 900, abarcando 290.000 cabezas de familia... y el 40% de la población agrícola total pertenecía a las colectividades en el 78% de las localidades del Levante. 

comunidades en el 78% de las localidades de la región agrícola.

Los colectivos tendían a unificar y racionalizar todo lo que se podía hacer. El racionamiento y el salario familiar se establecieron a nivel cantonal (54 federaciones cantonales). 

Los pueblos más ricos ayudaban a los más pobres o menos favorecidos.

En la provincia de Valencia, 30.000 hectáreas de arrozales de un total nacional de 47.000 hectáreas pertenecían a las comunidades. La mitad de la producción de naranjas (4 millones de quintales) estaba en manos de la Federación de Campesinos, comunidades federadas y sindicatos; y el 70% de la cosecha total (más de 5 millones 600 mil quintales) se transportaba y vendía en los mercados europeos a través de su organización comercial. A principios de 1938, había establecido empresas de venta en Francia en Marsella, Perpignan, Burdeos, Sète, Cherburgo y París.

La contribución de las comunidades en el plano cultural general fue enorme. Cada comunidad creó una o dos escuelas. A finales de 1937 se abrió una escuela para la formación de secretarias y contables con más de cien alumnos, y una universidad agrícola en Moncada (provincia de Valencia) estaba en pleno funcionamiento con 300 estudiantes. Además, las comunidades acogieron a un gran número de refugiados de Castilla, proporcionándoles alimentos y refugio. Largas filas de camiones salían de los pueblos para abastecer gratuitamente a Madrid. En los primeros seis meses de la guerra, seis comunidades del cantón de Gandía donaron 198 camiones de alimentos.

Esta transformación de la agricultura, que fue obra exclusiva de la CNT y de los libertarios, atrajo y ganó el apoyo de los campesinos socialistas e incluso de los republicanos, que nunca tuvieron esos objetivos en sus programas, gracias al espíritu de solidaridad y tolerancia.

La experiencia más instructiva fue la de los colectivos agrarios del centro de Castilla, regiones de grandes latifundios donde la influencia de los socialistas y de la central sindical UGT era ampliamente predominante. La repercusión de los logros alcanzados en Aragón y Levante fue tal que la propia Federación de Trabajadores de la Tierra, integrada en la UGT, se sumó a las colectivizaciones. Las dos centrales sindicales llegaron a un acuerdo total en este trabajo.

Las colectivizaciones fueron consideradas desde el principio como éxitos, fruto de la solidaridad y de una comunidad de esfuerzos y de técnicas más eficaces... tierras desbrozadas, trabajos de riego emprendidos, nuevas plantaciones, plantaciones de árboles, tiendas colectivas, granjas avícolas, igualdad económica gracias al establecimiento del salario familiar...

En diciembre de 1937, el secretariado de la Federación Nacional de Agricultura, miembro de la CNT, pudo declarar que la región Centro, que comprendía esencialmente las dos Castillas, era la segunda región agraria más socializada en cuanto a los resultados obtenidos.

Cada comunidad que se unía a la Federación Cantonal enviaba el dinero sobrante que tenía al "Fondo de Compensación Cantonal".

Así, el principio comunista libertario se aplicó, no sólo dentro de cada comunidad, sino entre todas las comunidades...

El 25 de octubre de 1937, por iniciativa de la organización campesina de la CNT, Región Central, se produjo la fusión entre los 97.843 campesinos y los 12.897 trabajadores de la distribución, también pertenecientes a la CNT... El comercio privado fue eliminado o al menos puesto bajo protección.

A modo de ejemplo, he aquí algunos datos sobre dos comunidades:

- Miralcampo. Fundada en la enorme finca del Conde de Romanones, la comunidad aumentó la superficie sembrada de trigo y cebada de 

1938 ha y 323 ha respectivamente, antes de la revolución, a 4.522 y 1.242 hectáreas. La producción de vino pasó de 485 a 727 hectolitros, gracias a un mejor mantenimiento de los viñedos.

- Manzanarès. Logros aún más amplios. En 1937, la comunidad poseía 22.500 hectáreas de tierra y 2.500 hectáreas de bosques. Al año siguiente se obtuvieron 87.610 quintales de trigo, 96.840 hectolitros de vino, 630 hectolitros de aceite, 630.000 pesetas de cereales secundarios y 900.000 pesetas de frutas y verduras, etc.

Socialización de la agricultura en Aragón 

Aunque la colectivización de la agricultura apareció por primera vez en Aragón, donde pronto adquirió el carácter de socialización total y se extendió con fuerza a otras regiones, la trato aquí en último lugar. Esto se debe a que los rasgos que la caracterizan pueden encontrarse como ejemplos en las demás realizaciones. Al especificarlas con más detalle para esta región, espero presentar el conjunto de la obra constructiva de la revolución en toda España, sobre todo porque la descripción de este ejemplo representa un testimonio personal. De hecho, tuve la suerte de visitar y ver en pleno funcionamiento varias comunidades aragonesas en abril de 1937. El Consejero de Agricultura de la Diputación General de Aragón, que regresaba a Barcelona de una misión en Francia, me invitó a acompañarle en una gira por la región, donde también desempeñaba sus funciones como responsable de la recién creada Federación de Comunidades de Aragón. Desde Barcelona hasta Caspe, sede del Consejo y de la Federación, nos hemos detenido en todas las comunidades. Recibí mis primeras impresiones, complementando la información que el compañero me había dado durante el viaje.

Los días 14 y 15 de febrero de 1937 se celebró en Caspe un primer congreso de todas las comunidades de Aragón que sentó las bases de su Federación Regional. Estuvieron representadas 25 federaciones cantonales. Cada una de estas federaciones representaba entre 3 y 36 pueblos de tamaño variable. El número total de pueblos era de 275. El número de familias afiliadas era de 141.430. Desde entonces, se ha producido un rápido desarrollo y todas estas cifras han aumentado hasta alcanzar la casi completa socialización agraria de la región.

Cuando llegamos a Caspe, nos detuvimos unos días. Tuve el primer contacto con los miembros de la comunidad local, asistiendo a una asamblea general. Participó toda la población, incluidas las mujeres con sus hijos pequeños. Por primera vez en mi vida, vi una asamblea verdaderamente popular en la que todo el mundo participaba activamente, abordando los problemas prácticos de la explotación, sin oratoria, de forma concisa y con un orden impresionante.

Continuando el recorrido y las visitas a varias comunidades en dirección a Barbastro, nos acompañó un ingeniero, antiguo latifundista, que se había puesto a disposición de la Federación para los problemas de riego.

No fui a Barbastro, prefiriendo detenerme unos días en Esplus en casa de los padres del compañero concejal para profundizar en la comunidad de este pueblo, ejemplo representativo de toda la comarca.

Esplus tenía 1.100 habitantes y 11.000 hectáreas de tierra, 9.000 de las cuales eran de regadío. Antes de la revolución, el duque de Luna tenía 5.500 ha y la propiedad del monárquico Alvarado, antiguo ministro de Hacienda, abarcaba 1.100 ha.

Un sindicato de la CNT, formado en 1920, fue cerrado por primera vez cuatro años después. Tras la proclamación de la Segunda República en 1931, con 170 miembros, fue cerrada de nuevo en dos ocasiones. Y fue en abril de 1936 cuando por cuarta vez los camaradas comenzaron a reconstruirlo.

En el momento de mi visita, la colectivización era completa, sólo quedaban dos familias "individualistas" cuyos derechos se respetaban según la norma general.

¿Cómo se explica este rápido desarrollo, no sólo en Esplus, sino en todo Aragón?

En primer lugar, el movimiento libertario era muy fuerte. Pero los militantes de la región, en previsión de acontecimientos de este tipo, al regresar de la emigración tras la proclamación de la República, no se quedaron en las grandes ciudades, sino que fueron a instalarse en sus pueblos natales y pequeñas ciudades. Rápidamente reconstituyeron sus sindicatos en todas partes. Así, en cada localidad, el sindicato de la CNT contaba con una media de veinte afiliados, mientras que la UGT y las organizaciones republicanas eran casi inexistentes.

Fue precisamente la presencia de esta fuerza libertaria la que, frente a todos los adversarios, pesó en las iniciativas locales de forma absolutamente natural. Además, el prestigio de los libertarios se vio reforzado por la llegada de las columnas antifascistas de Cataluña, donde predominaban los anarquistas.

Los enemigos, principalmente los comunistas, cuyo apego ciego a todas las formas de coerción que la URSS había puesto como ejemplo, hablaban de colectivización forzada por los anarquistas. En Esplus, como en toda la región, los comités de la comunidad agrícola se fusionaron con el consejo municipal, convirtiéndose en la célula básica de la nueva sociedad.

Todo el trabajo agrícola lo realizaban diez equipos, cada uno con diez pares de mulas. Otros cuatro equipos se encargaron del trabajo menos pesado. Normalmente, las mujeres no estaban obligadas a participar, salvo en casos excepcionalmente urgentes (cosechar, traer el heno, etc.). Además, 110 hombres estaban en el frente. La cría de un gran número de ovejas (unas 2.000), ganado vacuno y cerdos, aportados por los socios, era una rama importante de las actividades colectivas. Las necesidades de leche y carne de toda la población estaban plenamente cubiertas. Los jamones se almacenaban especialmente. ¡Qué impresión me causó, viniendo de Barcelona con sus dificultades de avituallamiento, ver en un vasto almacén, destinado a la conservación, jamones colgados de las vigas! La comunidad había construido cuatro pocilgas. Las vacas lecheras se alojaban en dos grandes establos. Para las mulas se habían construido establos colectivos, pero en número insuficiente, algunos de ellos permanecían con sus antiguos propietarios.

Cada familia, como en toda la región, tenía un pedazo de tierra para uso privado, así como gallinas y conejos.

El dinero ya no circula, sino que se sustituye por bonos monetarios locales garantizados por la producción. Su circulación era muy sencilla: distribuidos los sábados por la tarde, se cambiaban por productos en la tienda de distribución comunal (llamada "cooperativa"). El sábado siguiente se devolvieron al comité local para su posterior difusión.

Salario familiar: un hombre solo recibe 25 pesetas a la semana (en vales), un hogar 35 pesetas más 4 pesetas por niño menor de 14 años. Este salario familiar es igual para todos. La atención médica, los productos farmacéuticos, el alojamiento, la iluminación y la peluquería son gratuitos.

El intercambio de mercancías con otras comunidades, otras regiones (en base a la moneda oficial) y con el extranjero (Francia) en todo Aragón se realizaba a través de la Federación del Cantón. Para Esplus, se trata de Binéfar, la ciudad condal. En el momento de mi visita, Esplus tenía un excedente de 200.000 pesetas que el Comité Cantonal había distribuido, bien para ayudar a abastecer a las tropas del frente, bien para ayudar a otros pueblos menos favorecidos (más pobres). Esta era la solidaridad, junto con la igualdad que caracterizaba el trabajo constructivo de la revolución.

Cada cantón tenía su propio hospital, perteneciente a las comunidades y a su cargo. Sin excepción, el personal sanitario también recibía un salario familiar.

Visité un hospital y tuve la oportunidad de hablar con los pacientes y los médicos con total libertad (sin el acompañamiento del compañero asesor). Los médicos que venían de las ciudades y se implicaban voluntariamente no eran mayoritariamente libertarios, pero expresaban su satisfacción por servir al pueblo en revolución.

La escuela también pertenecía a la comunidad, estaba a su cargo, los maestros recibían, como todos, su salario familiar. Tuve el gran placer de asistir a las clases y ver los métodos pedagógicos más modernos en uso ("centros de interés").

En la casa donde me alojé, hablé con los alumnos y vi sus cuadernos con pequeños estudios (por ejemplo, un estudio sobre el cultivo del olivo, que abarcaba la plantación, la lucha contra las enfermedades y los insectos, la producción, el comercio, etc., realizado por un niño de diez años).

En siete meses, las comunidades de Aragón, constituidas como federaciones regionales, superaron como logros verdaderamente socialistas lo que los koljoses de la URSS no pudieron conseguir en sesenta años. El espíritu de igualdad y solidaridad se estableció en la práctica diaria. Un artículo de la resolución del Congreso de Caspe decía: "Al constituir las federaciones cantonales, así como la federación regional, deben eliminarse las fronteras tradicionales entre los pueblos. Por otro lado, todas las herramientas de trabajo y las materias primas serán de uso común y se pondrán a disposición de las comunidades que las necesiten de forma indiscriminada". De este modo, ya no podría haber comunidades privilegiadas junto a otras desfavorecidas por circunstancias preexistentes, es decir, ricos y pobres, como todavía existe en la URSS hoy en día.

Este esbozo muy general de la obra constructiva de la revolución española es, con mucho, insuficiente para presentar la magnitud y la riqueza de los logros históricos realizados en poco tiempo y en condiciones muy desfavorables, durante una guerra aplastante. Los enemigos de todas las partes guardan silencio al respecto para hacer olvidar este ejemplo, demasiado atractivo para los pueblos esclavizados y explotados. Desgraciadamente, no faltan los libertarios que, partiendo de un simple recordatorio de principios, prefieren tratar los errores y las faltas indiscutibles en el plano político en lugar de interesarse y tratar de estudiar en profundidad la experiencia única de la mayor revolución social de nuestro tiempo.

Traducido por Jorge Joya

Original: www.partage-noir.fr/georges-balkanski-l-oeuvre-constructive-de-la-revo