El racismo sistémico es una plaga histórica

No se puede negar: el racismo existe en Israel. Existe en Francia. Existe en los Estados Unidos.

Esta es la prueba de que el funcionamiento de estos países tiene bases comunes. Estas bases no son "sionistas", sino capitalistas. Es decir, se basa en la competencia de individuos y grupos sociales por el dominio económico y político.

En Francia, el grupo dominante es masculino, blanco y católico. En EE.UU. es masculino, blanco y protestante. En Israel, es masculino, blanco y judío.

Los tres países tienen similitudes estructurales.

El racismo que existe en Estados Unidos y Francia es históricamente anterior a la existencia de Israel. La doctrina que fundamentó el nacimiento del Estado de Israel es un producto del pensamiento europeo de finales del siglo XIX. El sionismo es un nacionalismo cultural, étnico y religioso según la época y las corrientes políticas en las que se inscribe.

Francia y Estados Unidos son antiguos países esclavistas y actuales Estados imperialistas que practican la discriminación institucional.

En Francia, los sucesivos asesinatos racistas y de seguridad son, en parte, la consecuencia del pasado colonial que la sociedad francesa no acepta.

En Estados Unidos, fueron la esclavitud y la destrucción de los pueblos indígenas americanos los que sentaron las bases del famoso "sueño americano".

En ambos países existe una jerarquía según el origen del grupo minoritario o el estatus en el grupo mayoritario. En Francia, un bretón está mejor considerado que un antillano, que está mejor considerado que un africano. En EE.UU., un irlandés está mejor visto que un asiático y este último está mejor visto que un afrodescendiente.

Esta jerarquía de color, ahora cultural o religiosa, viene impuesta por el orden económico y la historia colonial. Los dividendos del capital no se reparten por igual.

En Israel, se puede encontrar una organización jerárquica similar en la sociedad. Los asquenazíes fueron los primeros en colonizar y dar origen a Israel, han despreciado durante mucho tiempo a los judíos del Magreb y hoy la sociedad israelí pretende descubrir el racismo institucional ejercido contra sus correligionarios de Etiopía (rechazo de su donación de sangre). Ni siquiera hablemos de los palestinos y los inmigrantes.

La crisis económica aviva las llamas del racismo en Francia. En Estados Unidos, la llegada al poder de un presidente negro ha despertado las peores fantasías racistas. En ambos países, el fracaso de los gobiernos actuales para mejorar la situación de las clases trabajadoras, aunque sea de forma puntual, ha agudizado la competencia entre los pobres. Esto ha reforzado el racismo y ha permitido a los dominantes seguir acumulando riqueza.

La tensión social y racial es extrema. Tanto es así que ni siquiera llevar un uniforme en Israel impide ser víctima del racismo, mientras el país está sumido en una situación de guerra colonial permanente. Entre un policía racista y un soldado negro de las fuerzas de ocupación israelíes puede existir una jerarquía. La prueba en imágenes, este vídeo ha dado la vuelta a la Red. 

Abundan los testimonios internos en Francia y Estados Unidos que denuncian el racismo endémico de los "órganos constituidos". En la historia reciente de algunos países, incluso se ha demostrado y designado explícitamente como tal. La disidencia de cartón hoy en día sólo se centra en el racismo en Israel para hacer su dinero habitual vendiendo su odio a los judíos como una distracción y para evitar abordar la cuestión de la discriminación que contribuye a alimentar. El argumento de que el racismo es exclusivo de los judíos es tan estúpido como decir que lo que desencadena la violencia racista nacionalista es la presencia de negros o de cualquier otra minoría. Dicho así, es evidente. Pero el trabajo de los "disidentes" en la red es culpar a todas las minorías que sufren discriminación por sus fechorías.

Ayudan a castigar a los pobres, junto a los dominantes. Y durante años han intentado hacernos creer que hay una lucha común que librar con los peores racistas. Uno de sus objetivos para unir a la gente a su alrededor es hacer creer que Israel es peor que Francia. La principal diferencia entre estos dos Estados es que ahora Francia libra sus guerras coloniales fuera de sus fronteras metropolitanas. Francia es un país más poderoso que Israel.

Pero la situación de los inmigrantes en Calais o en cualquier otro lugar no es gloriosa y la discriminación está muy presente en Francia. Estas distinciones establecidas por las clases dominantes las ponen en competencia con las clases trabajadoras y preservan el orden social. En la cima de la escala económica, hay pocos judíos y aún menos negros y árabes y muy pocas mujeres.

Los israelíes viven en una sociedad basada en un fundamento racista, una matriz colonial y una identidad radicalizada. Israel no es una excepción histórica y política, sino un enclave occidental en un mundo en el que los imperios coloniales se han derrumbado para dar lugar a nuevas formas de imperialismo económico y político.

El capitalismo se transforma y se adapta para mantener la explotación, el racismo y la dominación.

Las mismas causas producen los mismos efectos.

Traducido por Jorge Joya

Original: quartierslibres.wordpress.com/2015/05/22/le-racisme-systemique-est-une