Le Bétail patriotique, par Albert Libertad (26 octobre 1905).
"¡Al cuartel! ¡Al cuartel! Ve, muchacho de veinte años, mecánico o maestro, albañil o dibujante, acuéstate en la cama... ...en la cama de Procusto. Eres demasiado pequeño... te acostaremos. Eres demasiado alto... te haremos más bajo. Esto es el cuartel... nada de tonterías, nada de alardes... todos iguales, todos hermanos... ¿Hermanos en qué? En la estupidez y la obediencia, parbleu. ¡Ah! ¡Ah! su individualidad, su cabeza, su forma! ¿A quién le importa? Tus sentimientos, tus gustos, tus inclinaciones, por el desagüe. Es por la patria... te dicen.
Ya no eres un hombre, eres una oveja. Estás en el cuartel para servir a tu país. Si no sabes lo que es, peor para ti. Además, no necesitas saberlo. Todo lo que tienes que hacer es obedecer. La cabeza derecha. La cara izquierda. Las manos en la fila. A gusto. ¡Come! ¡Bebe! ¡Duerme! ¡Ah! Hablas de tu iniciativa, de tu voluntad. No sé, aquí sólo hay disciplina. ¿Qué estás diciendo? ¿Qué estás diciendo? ¿Que te han enseñado a razonar, a discutir, a formarte un juicio sobre los hombres y las cosas? Aquí, mantenemos la boca cerrada, la cerramos. No tienes, no debes tener otras preocupaciones, ni otros juicios que los de tus líderes. ¿Sólo quieres, sólo puedes seguir a aquellos cuya competencia has reconocido tras la experiencia? No es una broma, muchacho. Tienes una forma mecánica de saber a quién obedecer... Cuenta los hilos dorados de la manga de un dolman.
¿Qué te pasa? ¿Te han enseñado a no tener un ídolo, a no adorar nada? No importa, dobla el cuerpo, besa el suelo, sigue con respeto, es el símbolo de la patria, el ídolo del siglo XX, el icono democrático. Eso, amigo mío, es la forma republicana del estandarte de Juana de Arco. Vamos, dejad vuestro espíritu, vuestra inteligencia, vuestra voluntad en la puerta... Sois ganado... sólo os pedimos lana... Entrad... y no penséis más. ¡Al cuartel! ¡Al cuartel!
El ejército, dije hace poco, no se establece contra el enemigo desde fuera; el ejército no se establece contra el enemigo desde dentro; el ejército se establece contra nosotros mismos; contra nuestra voluntad, nuestro "yo". El ejército es la venganza de la multitud contra el individuo, del número contra la unidad. El ejército no es la escuela del crimen; el ejército no es la escuela del libertinaje, o si es todo eso, ese es el menor de sus defectos; el ejército es la escuela de la ternera, la escuela de la emasculación.
A pesar de la familia, a pesar de la escuela, a pesar del taller, queda un poco de su personalidad en cada hombre; de vez en cuando se producen movimientos de reacción contra el entorno. El ejército, del que el cuartel es el local, completa la aniquilación del individuo. El hombre de veinte años tiene esa generosa virilidad que le permite dedicarse al desarrollo de una idea. No tiene los grilletes de la costumbre, la torpeza del hogar, el peso de los años. Puede llevar su lógica hasta el punto de la revuelta. Tiene, en su interior, la savia lista para hacer que los brotes estallen y las flores florezcan. En el recodo del camino se le tiende la trampa de la patria, la trampa del ejército, la ratonera del cuartel. Entonces, todas las facultades están atascadas. No hay que pensar más. No puedes leer más. No debes escribir más. En ningún caso debes tener fuerza de voluntad.
Desde la punta del pelo hasta la punta de los pies, todo tu cuerpo pertenece al ejército. Ya no eliges el peinado o el zapato que te gusta. Ya no se lleva la prenda suelta o con holgura. Ya no te vas a la cama a la hora que duermes... Hay un zapato, un peinado, un conjunto de ropa. El pan se hornea en lotes comunes y el tiempo de su reposo está fijado desde hace años. ¿Qué es esto? ¡Una cuestión de resistencia!
Pero esto es peor... ¡en la calle no se habla con quien se quiere! No entras en los locales que te gustan. ¡No lees el periódico que te interesa! Su compañía, sus citas y su lectura también son por encargo. Y si por casualidad tienes problemas sexuales, está el burdel de los soldados y el de los oficiales, al igual que hay diferentes lugares para emborracharse.
Todo está previsto, todo está planeado. El individuo es asesinado. La iniciativa está muerta. El cuartel es el establo para el ganado patriótico. De ahí surge un rebaño que está preparado para formar la manada electoral. El ejército es el formidable instrumento creado por los gobiernos contra los individuos; el cuartel es la canalización de las fuerzas humanas de todos en beneficio de unos pocos.
Uno entra en ella como hombre, se convierte en soldado y sale como ciudadano.
Albert Libertad, en L'anarchie, 26 de octubre de 1905.
FUENTE: Non Fides - Base de datos anarquista
Traducido Jorge Joya
Original: www.socialisme-libertaire.fr/2016/06/le-betail-patriotique.html