El reformismo es el aliado del capitalismo

El reformismo es el aliado del capitalismo1 - Mediante el sufragio universal o de categoría, la elección de representantes en las estructuras políticas, o incluso sociales y económicas, la burguesía santifica la explotación mediante la elección y se exonera de su opresión. Como se supone que la ley proviene del pueblo, cualquier crítica se convierte en antidemocrática, o incluso dirigida contra el pueblo, y se puede reprimir con la conciencia tranquila.

2 - Los reformistas, para ser elegibles, no deben violar el marco legal y constitucional forjado por la burguesía (los inicios de la pacificación y la integración en el marco legal). La burguesía dará unas pequeñas ventajas a los elegidos, para seducir al electorado, y acreditar la táctica reformista (inicio de la colaboración y la asociación).

3 - Los reformistas deben defender el parlamentarismo y el Estado. El Estado, según ellos, sería neutral o árbitro, y por tanto justo, o, por el contrario, útil para la acción social y la redistribución de la riqueza. Incluso podría ser progresista y entonces se convertiría en el Estado proletario controlado por los trabajadores. Se ignoran el origen y la función del Estado como herramienta de opresión. En nuestras democracias, ¿pueden los proletarios constituir una mayoría electoral, dados los estratos sociales intermedios llamados clases medias, las divergencias mantenidas por el corporativismo y las diversas tendencias del reformismo?

4 - Los asalariados, cuando creen en el parlamentarismo, se distancian de los revolucionarios basando su esperanza en las próximas elecciones. Mientras tanto, siguen siendo corvables, explotables y divididos.

5 - Las organizaciones políticas y sindicales de izquierda, para obtener el mayor número de votos y de representantes elegidos, luchan contra los revolucionarios y los antiparlamentarios. La burguesía se alegra de que el ataque contra el radicalismo de los trabajadores provenga de las estructuras de izquierda, lo que acelera las divisiones de los trabajadores.

6 - La burguesía va a aumentar los medios y los poderes de los reformistas: subvenciones, horas de comisión de servicio u horas sindicales, locales, dietas de funcionamiento y de formación, reembolsos muy generosos de todo tipo de gastos, etc. Al basar el reparto de medios en la representatividad electoral, elimina cualquier organización antiparlamentaria, o incluso las que son favorables a las elecciones pero demasiado pequeñas. Se les priva de medios logísticos y de ciertos derechos legales, e incluso se les puede negar su existencia. En definitiva, las grandes estructuras se ven reforzadas y luchan de forma aún más violenta contra cualquier crítica y práctica antielectoral.

7 - El lobby reformista es poderoso, representado por los sindicatos institucionales en los centros de trabajo y las estructuras que se derivan de ellos. Refuerza su influencia a través de los partidos, en los parlamentos o estructuras equivalentes (locales, regionales, internacionales). Gobierna, gestiona o cogestiona el Estado, sus administraciones e instituciones, así como numerosos fondos sociales (pensiones, sanidad, asistencia social, desempleo, mutuas, etc.).

8 - Los reformistas reclutan para sus fines a personal formado en las escuelas de la burguesía. Estos individuos buscan dinero y poder, y ayudan a aburguesar las estructuras reformistas y a integrarlas en el sistema social y político adecuado. Desde el punto de vista sociológico, el crecimiento de los miembros elegidos y permanentes burocratiza las estructuras que se yuxtaponen a la realidad social (líderes, gerentes, subordinados). Los miembros se callan o se desafilian, no tienen ningún peso frente a los dirigentes. Sirven como mano de obra gratuita.

9 - La corrupción está muy extendida: abuso de la protección legal, horas de delegación, derogaciones, favoritismos, ventajas, privilegios; todos negocian su poder para sus intereses personales.

10 - Los recursos de los partidos institucionales y los sindicatos proceden principalmente de las finanzas públicas, siendo las cuotas de los afiliados residuales. En consecuencia, el personal de estas instituciones es casi funcionario. Ellos mismos se han convertido, como escribió Althusser, en aparatos ideológicos del Estado que venden sueños, esperanzas, prodigando grandes principios humanistas para seducir a los votantes, pero que tienen la función de encuadrar, domesticar, disciplinar para reprimir al proletariado. Son herramientas eficaces porque cuanto más poderosas son, más se mantienen o aumentan las desigualdades, más sutil es la opresión.

11 - Pero, si por la mayor de las casualidades, por un accidente de la historia, el reformismo y el marco pseudodemocrático del parlamentarismo se convirtieran en una vergüenza, o incluso en una amenaza, la burguesía, fiel a su naturaleza, daría un golpe de Estado, instauraría una dictadura, el momento de liquidar a los subversivos, de someter a los agitadores, antes de permitir el retorno de la pseudodemocracia.

FUENTE: Les Enragés - 15 de junio de 2014

Fuente original: CNT-AIT

Traducido por Jorge Joya

Original: www.socialisme-libertaire.fr/2015/05/le-reformisme-est-l-allie-du-capi