Tarde o temprano los ejércitos de muchos países invertirán o ya están invirtiendo en el desarrollo de armas autónomas por las enormes ventajas que estas ofrecen a un coste muy bajo en comparación con otro tipo de armamento. Sin importar lo que diga la ONU o la firma de cientos intelectuales para prohibir este desarrollo o las campañas mediáticas, las armas autónomas serán una realidad. Ventajas como:
1. Nadie llora o se lamenta por la destrucción de un robot. A diferencia de perder un piloto humano o que caiga prisionero para volverse propaganda de guerra del enemigo o se corra el riesgo de ser torturado, los robots se pueden programar para autodestruirse si reciben mucho daño, de tal manera que sólo será chatarra para el enemigo. No se requieren misiones de rescate, ni intercambio de prisioneros, no hay familiares llorando y presionando por ver a su ser querido, ni todo ese ruido mediático de la prensa.
2. Un robot, una vez entrenado, puede duplicarse cuantas veces quiera y tener cientos, miles o millones entrenados y listos para la acción. No se requieren las largas jornadas de entrenamiento de soldados humanos.
3. Un ejército de robots requiere muchísimos menos cuidados que un ejército humano, luego el costoso envío de recursos como agua, comida, medicinas, tiendas de campaña, etc., se reduce considerablemente.
4. Los robots no sufren de estrés post-traumático o daños psicológicos causados por el ambiente de guerra.
5. Los robots si quedan dañados se pueden reducir a chatarra y crear nuevos. No se requieren costosos tratamientos de fisioterapia, psicológicos o pensionarlos cuando son dados de baja.
6. Un robot puede cargar muchas más armas, de diversos tipos y pesos. Se diseñan para eso.
7. Los robots no sienten miedo, ni se paralizan ante una situación crítica de guerra, no intentan ser héroes ni temerarios. Es totalmente controlable su comportamiento en el campo de batalla.
8. Salen muy económicos de hacer si se optimizan los procesos de ensamblaje.
9. Hay mucha más tranquilidad y cero cargos de conciencia si se planean operaciones militares que se sabe de antemano tendrán muchas bajas propias. Que sean destruidos miles de robots no le quitará el sueño a nadie, que mueran miles de soldados humanos cambia mucho.
10. Los robots se pueden aclimatar a cualquier ambiente, todo depende de su diseño, por ejemplo, se pueden tener desde nanobots hasta robots enormes; que sean acuáticos, voladores, terrestres, se desplacen por las alcantarillas; se camuflen rápidamente, etc.
Seguramente se enumeran más ventajas de los robots en el campo de batalla o en el día a día en la guerra.
Para investigar sobre armas autónomas no se requiere de inmensas inversiones en infraestructura, con un PC de gama media o alta y un lenguaje de programación es suficiente para iniciar, puedo simular los diferentes terrenos y la física a las que se enfrentará el robot. Los algoritmos de redes neuronales, lógica difusa, etc., están a libre disposición en Internet. Si se quiere ensamblar un robot real, los materiales y elementos se pueden comprar con mucha facilidad, por lo general son muy económicos (comparando con otro tipo de armamento).
Salir a la palestra como un político busca-votos, populista o busca-medallas para detener el desarrollo de armas autónomas es simple y llanamente ingenuo. Los ejércitos seguirán desarrollando en secreto esas armas y terminarán usándolas, por supuesto, todo en secreto, jamás se dirá que fueron armas autónomas.
Un desarrollo en secreto, significa que pocas personas estarán desarrollando y probando esas armas y con la inmensa complejidad sumada a la urgencia por tenerlas desarrolladas, los errores se multiplicarán. Nadie querrá un dron “inteligente” con capacidad letal lleno de errores de programación surcando el cielo.
La intervención de la comunidad de hardware y software libre pueden minimizar muchísimo los errores del diseño y programación de las armas autónomas: si un dron se usa para eliminar a personal armado en determinada zona, debe ser muy preciso en esa misión, diferenciando correctamente a una persona con algún arma de una persona con una vara para pastoreo.
Necesitamos con urgencia también referentes reales de como en realidad se comportaría un arma autónoma con inteligencia artificial. Las novelas, cuentos, películas o series de televisión no nos sirven; el tema es muy serio para reducirlo a “las tres leyes de la robótica de Asimov” o a la saga “Terminator” o “Matrix” o “Ultron”, todo eso ha nacido del temor de escritores muy hábiles escribiendo pero dudo muchísimo que estos sepan muy bien las bases algorítmicas de la inteligencia artificial.
Por último, más de uno dirá “no colaboraré para que el mundo sea peor con una pesadilla de máquinas inteligentes con capacidad letal”, yo les respondo, “con o sin su colaboración las armas con IA serán una realidad si o si”, la diferencia es que será una pesadilla terrible si se mantienen en secreto a un asunto un poco incómodo si es abierto.