El difícil reto de digitalizar el campo

La propia Comisión Europea acaba de lanzar un plan de acciones para acelerar la “banda ancha”, actualmente limitada, en el medio rural.

El pasado 20 de noviembre anunció el lanzamiento de una especie de “caja de herramientas” para las empresas rurales, que incluye, en concreto, una red de oficinas para fomentar el acceso a Internet de alta velocidad en las zonas rurales.

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Posiblemente el objetivo más importante entre todos los que se plantea el Grupo Focal sobre digitalización y “Big data” para los sectores agrario y agroalimentario y el medio rural, el foro de trabajo promovido por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama), formado por 33 expertos multidisciplinares y multisectoriales, sea identificar las barreras existentes que impiden impulsar la transformación digital en estos sectores y en estas zonas. El resto debería venir después de que se actúe en eliminar, en la medida de lo posible, la mayor parte de esas barreras, y nunca antes.

Si no se cierra antes la actual “brecha digital” entre las zonas rurales y urbanas en cuanto a la cobertura o su conectividad a la red de telefonía e Internet, todo lo que luego se quiera hacer en los terrenos de la digitalización y el tratamiento de datos será caer en baldío.

Ante este problema, la España rural, los miles de pueblos que hay en nuestro país, están aún muy lejos de haber encontrado solución, quizás debido a que las empresas privadas no han encontrado tampoco posibilidades de rentabilizar su negocio en determinadas zonas que tienen ya de por sí muy graves problemas de despoblamiento y envejecimiento de sus habitantes.

Dicho esto, la iniciativa del Mapama, presentada el pasado 23 de noviembre, de crear este foro de trabajo, que se constituye, además, como el primer Grupo Focal de digitalización y “Big data” nacional existente en la Unión Europea, en una iniciativa loable, enmarcada en el ámbito de la Asociación Europea por la Innovación (EIP) para la productividad y la sostenibilidad del sector agrícola, cuyo fin básico es acelerar la innovación y la transferencia de conocimiento en los sectores agrario y agroalimentario para dar respuesta a las necesidades reales de productores e industrias, a través de soluciones innovadoras.

El informe McKinsey-COTEC subraya que la mayoría de los sectores digitalizados mejoran su productividad más rápido que los menos digitalizados y subraya que el sector agrario en España tiene un potencial técnico de automatización del 57%, ocupando el cuarto lugar (solo por detrás de la hostelería, la industria manufacturera y el sector de transporte y logística), sobre todo en actividades vinculadas a la práctica física (trabajo en el campo o en las industrias de transformación) y a la captura y manejo de datos (automatización de las labores y de los procesos).

La propia Comisión Europea acaba de lanzar un plan de acciones para acelerar la “banda ancha”, actualmente limitada, en el medio rural. El pasado 20 de noviembre anunció el lanzamiento de una especie de “caja de herramientas” para las empresas rurales, que incluye, en concreto, una red de oficinas para fomentar el acceso a Internet de alta velocidad en las zonas rurales; el despliegue de misiones en los Estados miembros y en las regiones con un nivel de cobertura bajo, que podrá proporcionar asistencia técnica para levantar las barreras que impiden ese acceso; concepción de una metodología común para la planificación y el seguimiento de las inversiones en “banda ancha”; prioridad a la “banda ancha en el medio rural en el marco de los fondos estructurales y de inversión; elaboración de una guía sobre la inversión en alta velocidad, con la creación de un marco para los proyectos en el medio rural.

Más, en concreto, el comisario de Agricultura, Phil Hogan, que presentó la Agenda Digital con las comisarias de Política Regional, Corina Cretu, y de Economía y Sociedad Digitales, Mariya Gabriel, afirmó que durante el periodo 2014-2020 se destinarán en la UE unos 20.000 millones de euros procedentes de los cinco fondos estructurales y de inversión a las TIC (tecnologías de la información y la comunicación), a la “banda ancha” y a la gobernanza “on line”. De esos fondos, unos 6.000 millones irán a financiar específicamente el despliegue de la alta velocidad en las zonas rurales (sólo el 40% de los hogares del medio rural tienen acceso a Internet de última generación).

Para el Ministerio de Agricultura, resulta prioritario que las pequeñas y medianas explotaciones e industrias, que conforman el modelo europeo de agricultura, de tipo familiar, no se queden al margen de la revolución agro-tecnológica, de forma que la “brecha digital” no ahonde más la “brecha estructural” existente ya de por sí entre lo rural y lo urbano, en vez de cerrarla, como sería lo deseable.

Dada la dimensión de las explotaciones agrarias (más de 900.000 en toda España) y de las empresas agroalimentarias (unas 28.000, más del 95% son pymes) y dadas las ventajas de la digitalización, así como del potencial de este sector y su contribución a la economía española y a la creación de empleo, será necesario multiplicar esfuerzos para impulsar su digitalización, ya que estamos ante un sector con menor tendencia que otros a implantarla. Estos esfuerzos son colectivos, públicos y privados, para abordar los enormes desafíos técnicos, formativos, legislativos y económicos que entraña la digitalización en el sector agrario y agroalimentario, y en el medio rural.

Retos y oportunidades

El Grupo Focal identifica una serie de retos y oportunidades de la digitalización y el “Big data” para el desarrollo del sector agroalimentario y el medio rural. Entre ellos,

1) La lucha contra el despoblamiento rural, el fomento de la incorporación de jóvenes y la reducción de la “brecha digital. La digitalización y las nuevas TIC son un incentivo para promover el relevo generacional y atraer a jóvenes, nativos digitales, a la actividad agraria. Se considera básico para ello dotar al territorio rural de conectividad (fibra óptica y cobertura 4G), infraestructuras, servicios básicos y oportunidades de vida, de empleo y de bienestar para fijar población y para facilitar actividades económicas allí donde hay más dificultades.

2) Sostenibilidad económica y medioambiental mediante el desarrollo de la bioeconomía y de la economía circular. El uso de las nuevas tecnologías, como la agricultura de precisión, la robótica, automatización, satelización, entre otros, permite la mejora de los rendimientos, realizar un uso eficiente de los recursos hídricos y energéticos, y de insumos, así como aumentar la sostenibilidad económica y medioambiental de toda la cadena.

3) Vigilancia, detección precoz de enfermedades fito y zoosanitarias, desarrollo de sistemas de alerta en red, así como de tratamientos de plagas y enfermedades. Para todo ello se necesitan nuevas tecnologías y enfoques que ayuden a controlar la propagación de brotes y a alertar a aquellos que podrían verse afectados. Datos de “crowdsourcing” y enfoques de “ciencia ciudadana”, extracción de datos y respaldo de recursos relevantes de información digital, alertas georreferenciadas, actualizaciones interactivas, capacidades de reconocimiento de imágenes para un diagnóstico en tiempo real.

4) Gestión forestal sostenible y prevención, detección y extinción de incendios con mayor celeridad y menor riesgo de vidas humanas, a través de sensores, drones, satélites y otras tecnologías combinadas.

5) Reparto equitativo del valor añadido a lo largo de la cadena y canales alternativos de comercialización y fomento del desarrollo rural, a través del desarrollo de nuevos mecanismos de distribución final de productos al consumidor, alternativas a la gran distribución tradicional que aumenten la interacción entre el productor y las pequeñas industrias con el consumidor, acercamiento de productos locales a las habitantes de las zonas urbanas.

6) Globalización y la competitividad en los mercados, a través de nuevos modelos y oportunidades de negocio y modernización de servicios: tratamiento de datos y aplicación de las TIC para identificar las tendencias de los consumidores, anticipar oportunidades de captación de mercados, desarrollo de negocios y servicios novedosos para cubrir demandas emergentes, “e-commerce”, inteligencia de mercados, anticipar escenarios de crisis de mercados. 

7) Demandas del consumidor en materia de información y de participación en la oferta de mercado, mediante modelos interactivos de relación y de acceso a información en tiempo real relativa al etiquetado, nutrición, método de producción, origen de los ingredientes, huella de carbono. También a la inversa, permitiendo que el consumidor emita información sobre la oferta de productos que encuentra, con el fin de adaptar la demanda a las necesidades reales de los mercados y fabricar alimentos y bebidas novedosos, con mayor éxito de implantación que con las técnicas prospectivas tradicionales. Contribuiría a que agricultores e industrias participaran más activamente en las decisiones de la cadena de valor.

8) La gestión de la Política Agrícola Común (PAC). La implantación del programa Copernicus de la ESA (lanzamiento del los satélites Sentinel) y el desarrollo de tecnologías de “Big Data” están impulsando una profunda revisión del modo en que se gestiona la PAC, a través de soluciones digitales y herramientas electrónicas. Supone una disminución de la carga administrativa y de costes socieconómicos, una mejora de la eficiencia y de la agilidad del sistema, facilitando el acceso al mismo de todos los actores implicados y su puesta a disposición del público en forma de datos abiertos de la ingente y valiosa información generada en el ámbito del Sistema Integrado de Gestión y Control. Se ve necesario dotar a las Administraciones, a las empresas tecnológicas y a los agricultores de los conocimientos y herramientas necesarias para que puedan sacar todo el provecho posible de las nuevas oportunidades del cambio de paradigma.

Instrumentos de financiación

Para abordar los retos y las oportunidades de digitalización en el sector agrario y agroalimentario y en el medio rural existen disponibles diversos instrumentos de financiación a nivel regional (FEDER, FEADER), nacional (FEDER, FEADER y fondos CDTI), ayudas Mineco para la industria 4.0, entre otros) y europeo (H2020, Life, Interreg, Eureka…), que comparten el mismo objetivo de mejorar y acelerar la adopción de innovación en este ámbito, en línea con lo que contempla la Asociación Europea de Innovación (EIP, AEI) “Agricultura productiva y sostenible.”

Ahora sería necesario buscar las sinergias y complementariedades entre los distintos instrumentos de financiación para elevar el impacto y la eficiencia de la iniciativa de digitalización en estos ámbitos. Y ese es uno de los objetivos principales del Grupo Focal: identificar las distintas iniciativas financiadas con los distintos instrumentos de financiación disponibles, buscando aquellos casos de éxito desarrollados a través del uso sinérgico de estos fondos.

El objetivo general del Grupo de Trabajo será explorar soluciones prácticas innovadoras que respondan a problemas u oportunidades del sector, previamente identificadas vinculadas a la digitalización del sector agroalimentario, dando cuenta también de las barreras y recomendaciones para el desarrollo de la digitalización y el “Big data” en el sector agroalimentario y el medio rural. Se tendrán muy en cuenta aspectos como la gobernanza de los datos, la interoperabilidad y las infraestructuras existentes en el medio rural a estos efectos.

Entre los objetivos específicos propuestos de este grupo de trabajo están hacer un balance del estado de la I+i en cada uno de los retos y oportunidades identificados de la digitalización y el “Big data” en el sector agroalimentario y en el medio rural, recabando las posibles soluciones, viables o potenciales, a cada uno de ellos. Es decir, poner en contacto la demanda de digitalización con la oferta existente de soluciones, real y potencial.

También identificar las necesidades de la puesta en práctica y las posibles orientaciones para futuras investigaciones e innovaciones en aquellas soluciones que puedan dar respuesta a los retos y oportunidades identificados, así como los instrumentos para su impulso o ejecución; definir las líneas estratégicas de digitalización en estos ámbitos, junto con la identificación de barreras legales, formativas, técnicas y económicas existentes para la puesta en marcha de estas líneas estratégicas, así como diseñar un manual o caja de herramientas para el usuario final (agricultor, empresa agroalimentaria o forestal, etc.), a fin de facilitar su transformación digital, con una especial orientación a identificar aquellas más maduras del catálogo de tecnologías existentes y los mecanismos que inciden en su desarrollo y adopción por los usuarios finales en sus distintos contextos a tener en cuenta.

El Grupo Focal sobre digitalización y “Big data” para el sector agroalimentario y el medio rural prevé presentar su informe y sus conclusiones finales en la primavera del año 2018.