Dios no existe, esto es así, no hay evidencia científica que avale la existencia de Dios, por lo que a falta de pruebas empíricas que lo avalen, la existencia de ese supuesto ser superior no ha sido hasta la fecha demostrada. Lo que si existe es la creencia, la fe de muchas personas en su existencia, pero por desgracia la fe no constituye prueba alguna por si misma, la fe forma parte de nuestro ideario interno, es una decisión personal y recalco lo de personal, porque de eso va este artículo.
Lo personal, aunque de forma colectiva forma parte de lo público, no es lo público. Me indigna comprobar día tras día como se da pábulo en los medios de comunicación públicos a todo lo que hace el Papa de Roma, que si se acuesta en el suelo para rezar, que si este año no puede lavarle los pies a nadie, que si da misa solo para el y cuatro amigos, porque nadie puede asistir en estos momentos. En fin, cosas que solo importan a aquellos que tienen fe. En este punto algunos podrían esgrimir que también dan fútbol por la tele, cuando lo había, y solo interesa a unos cuantos, pero es que el fútbol existe y Dios no. Acabaré diciendo que si desde los medios de comunicación públicos, a lo largo de estos más de cuarenta años de democracia laica, se hubiesen dedicado a dar más visibilidad a los científicos e investigadores y menos a los religiosos quizás en estos momentos tendríamos más soluciones reales para luchar contra esta pandèmia y necesitaríamos rezar menos.