No voy a entrar en el origen del virus, eso ya no importa. La humanidad estaba perfectamente testeada, desde el trumpismo al terraplanismo, ya habíamos podido analizar lo que de puertas a adentro llamábamos soberancia, ese efecto que se da cuando una persona o colectivo es tan ignorante que es capaz retar los conocimientos más básicos de la ciencia y ponerlos en duda (la palabra resultó de mezclar soberbia e ignorancia y nos parecía una palabra tan propia de un paleto que quedó adoptada rápidamente).
Esperen, les doy un poco más de contexto, el mundo está superpoblado, más de lo que se suele filtrar. La Tierra está muy saturada, contaminada al límite, más de lo que se suele dejar ver (sí, más). Necesitábamos una limpia un respiro, no es crueldad, es crear una oportunidad, abrir una ventana en un mundo que nos cierra la puerta. Son personas sí: sienten, viven, comparten... ¿a quién elegir? En realidad cualquiera vale, pero... ¿Y si aprovechamos para subir el nivel? Una humanidad más competente y eficiente aunque fuera mínimamente superior seria mejor que la alternativa.
El objetivo era simple, con tantas vacunas en marcha la única forma de mantener la ratio era que una parte de la población mordiera el anzuelo para seguir limpiando. Pues bien, a los conspiranóicos, que dudan hasta de la nieve, fue fácil convencerlos y la fórmula se tornó realmente sencilla, a muy bajo coste: suelta una liebre, da igual lo increíble que fuera y la soberancia hará el resto. Empezamos con el 5G casi de broma (fue por el tema de EE.UU. con Huawei) y el asunto caminó y evolucionó casi solo. A medida que las vacunas salvaban a la población valiosa los que se negaban a vacunarse se retrataban. Sufrimos la pandemia como cualquier otro pero ahora, con vacunas a disposición, era distinto: esa gente se estaba poniendo en peligro a voluntad y nosotros aplaudíamos el sacrificio.
A nivel demográfico nos interesaba mucho más quitar aquellos cuya huella es mayor, y ahí los norteamericanos están haciendo un gran trabajo. Nos estamos quedando con una humanidad mejor, más informada en el mejor de los casos y más dócil en el peor (ni tan mal). Y la gracia de todo esto es que la verdadera conspiración contra la humanidad son las teorías conspirativas-negacionistas una forma de doble negación que de seguro las víctimas de la soberancia, por mucho que se lo expliques, serán incapaces de entender.
Pero hay un problema y de ahí esta "confesión", el virus está mutando más de los previsto, ahora el riesgo pone en peligro a los válidos... mantengan la distancia con los negacionistas, y si es usted uno de ellos no se preocupe todo esto es ficción.