La falta de éxito de la búsqueda de señales extraterrestres inteligentes nos conduce a una paradoja, ya puesta por el físico Enrico Fermi en 1950, cuando se preguntaba sobre la ausencia de visitantes extraterrestres sobre nuestro planeta. La gran pregunta es ¿estamos solos en el universo?
La paradoja de Fermi
Evidentemente, es difícil imaginar a qué se asemejaría una civilización extraterrestre. Un hecho que, sin embargo, parece imponerse es que tal civilización terminaría inevitablemente por pretender extenderse más allá de su planeta de origen. Se pueden citar al menos tres razones para las cuales este objetivo parece natural: la exploración, la colonización y la supervivencia.
La exploración sería un primer paso, una misión hacia otras estrellas, motivada por la curiosidad intelectual o por razones de prestigio. La colonización seguiría por razones económicas, políticas o religiosas. La tercera razón, más implacable, es la supervivencia, porque la vida de una estrella está limitada en el tiempo. Por ejemplo, en cinco mil millones de años, el Sol dejará de ser la estrella estable que conocemos hoy. Se transformará en una gigante roja que absorberá la Tierra. Por consiguiente, pronto o tarde, el viaje interplanetario y luego interestelar resultará indispensable para la supervivencia de la humanidad. Toda civilización extraterrestre se enfrentará un día u otro al mismo problema.
Las simulaciones de una expansión por viaje interestelar muestran que es totalmente posible considerar la colonización de la Galaxia entera por una única civilización en un tiempo del orden de diez millones de años. Esta duración, por muy astronómica que sea, es, sin embargo, muy corta con relación a la edad de la Galaxia (una decena de miles de millones de años). La paradoja es entonces la siguiente: puesto que una única civilización extraterrestre podría extenderse en un tiempo relativamente corto en toda la Galaxia, ¿por qué nunca hemos visto extraterrestres sobre la Tierra?, ¿y por qué nuestros radiotelescopios nunca han captado señales extraterrestres inteligentes en la vecindad del Sol?
Algunas respuestas a la paradoja
La solución más simple a la paradoja de Fermi consiste en decir que no hemos visto nada porque no hay nada que ver. Estamos solos en la Galaxia o al menos somos los primeros en alcanzar el umbral de la tecnología. Esta hipótesis puede parecer razonable a primera vista: la probabilidad de aparición de vida inteligente podría ser tan baja que la Tierra es un caso único en la Galaxia. La explicación es, sin embargo, poco satisfactoria, ya que vuelve a dar un papel especial a la Tierra, mientras que la astronomía ha mostrado a lo largo de su historia que nuestro planeta no tiene nada de especial.
Otra hipótesis consiste en poner en entredicho las simulaciones de la expansión de una civilización. Así pues, los viajes interestelares podrían ser muy rápidos, pero el proceso de colonización mucho más lento. La velocidad a la cual el límite de la zona colonizada se propaga estaría sin relación con la velocidad de un único viaje interestelar. El tiempo necesario para la colonización podría ser del orden de la edad de la Galaxia, lo que explicaría porqué no ha sido alcanzado aún el sistema solar.
Algunas respuestas se basan en la imposibilidad o la dificultad del viaje interestelar. Éste es quizá mucho más difícil que lo que se supone generalmente. Factores tales como los rayos cósmicos o los polvos interestelares podrían hacerlo irrealizable en la práctica.
Otras explicaciones ponen por delante una elección más voluntaria. Así, una civilización tecnológica avanzada, podría ser muy reticente a colonizar otros planetas, ya que las nuevas colonias terminarían probablemente por volverse contra su planeta madre. Algunos autores sugirieron también la posibilidad de un código ético que prohibiría a una civilización avanzada intentar la menor interacción con otra forma de vida. Una hipótesis para la cual la historia de la humanidad no da verdaderamente ejemplo.