Llevo muchos años en Menéame y nunca me había planteado escribir un artículo de opinión, pero creo que ya no puedo aguantarlo más y necesito plasmar una opinión al viento por si soy un loco, o no.
Toda la gestión de esta crisis ha sido cuanto menos cuestionable, nos han mentido, nos han tomado por tontos, y al final el pato lo volveremos a pagar los mismos que en la última crisis.
Los pequeños y medianos empresarios vamos a pagar el pato. Que a nadie se le olvide esta frase, no van a ser multinacionales, ni grandes empresas, van a ser las pymes y los autónomos. Que otra vez nos piden lo imposible, hacer lo que no ha sido capaz de hacer el gobierno.
No hay mejor ejemplo que el farmacéutico. Por una mala gestión gubernamental, en España nos quedamos desabastecidos de mascarillas, sí, esas mismas que no hacía falta llevar, que al parecer son importantes para no transmitir la enfermedad. Aquí quiero hacer un inciso, supongo que el gobierno ante su tardanza en la compra de EPIs para los sanitarios, quiso sacrificarnos a los demás para poder comprar para la sanidad el mayor número de protecciones evitando la compra masiva de equipos por parte de la población y así no inflar el precio.
Pues no funcionó. Las mascarillas llamadas quirúrgicas costaban en enero 0,11€. Sí has leído bien 11 céntimos , los mismos 11 céntimos que te devuelve la cajera del supermercado de barrio en monedas minúsculas y que acaban en cualquier sitio olvidados o guardados como venganza en forma de señoras mayores pagando la compra con esas moneditas de vuelta en el súper, justo cuando tú estás detrás pensando “joder señora, que tengo prisa”. Vamos, que las mascarillas costaban una miseria. Y no estoy hablando de hace años, no, estoy hablando de enero, justo cuando Alemania ya había prohibido toda exportación, cuando ya había datos de que esto no era una broma de los chinos.
Avanzamos unas semanas y ya no hay mascarillas, y la población, que no es tonta se intenta hacer con algunas y las farmacias tienen hasta lista de espera para poder dar las mascarillas a las personas. Y si en el mercado de mayoristas habituales no hay mascarillas, pero tienes una lista de espera enorme, ¿qué haces? Pues lo que sea por conseguir mascarillas, porque sabes que la gente las necesita y aunque cueste 25 veces veces su precio normal la gente las va a querer. Y acudes a mercados secundarios, desde china a cualquier sitio donde tengan mascarillas, y ya no cuestan 11 céntimos, sino más de 2€. Y dices, bueno... la gente las necesita, las compro.
Y he aquí un gran error, porque papá estado no piensa en el farmacéutico que se ha peleado con miles de distribuidores para vender una mascarilla. Piensa en cualquier cosa menos en el pequeño y mediano empresario que ha tenido que asumir un cierre casi total de los negocios. Y se le ocurre que 96 céntimos es un precio justo para una mascarilla. Mascarilla que por cierto, aunque había pequeñas industrias en España, ahora fabricará una gran cooperativa española con sede en el País Vasco. 9 veces por encima de su valor real. Gran logro del gobierno, ha bajado más de la mitad el precio de las mascarillas (nótese la ironía).
Que conste que no estoy en contra de fijar un precio máximo a las mascarillas. Si este es el país de las subvenciones a grandes corporaciones e industrias que extorsionan al gobierno si no se hacen las leyes como a ellos les gusta. Véase el caso de una empresa alemana que hace trampas en los test de emisiones y mientras en otros países han pagado multas y devuelto los coches, aquí no pasa nada, porque sino nos llevamos la fábrica a otro lado. Pues con las mascarillas no esperaba menos, solo que esperaba que si un empresario ha intentado buscar las mascarillas tan necesarias para la población por cualquier medio, y a precio de mercado internacional y ahora le obligan a vender por debajo de precio de coste, lo mínimo, es compensar de alguna manera. Véase IVA, impuestos, no se de alguna manera...
Pues no, el pato lo pagan los de siempre, los farmacéuticos en este caso, a los que el gobierno ha denostado y no ha provisto de EPIs porque eran riesgos inherentes de su profesión. A los que les ha dicho que no hay compensación alguna por las mascarillas compradas a precio de mercado y vendidas a precio fijado.
Y con el ejemplo farmacéutico con muchas más cosas. Pero me gusta este ejemplo porque no es el que me toca directamente. Pero explica perfectamente cómo funciona este país, obligándote a competir, para después hacerte ellos la competencia. Para otro día, dejaré un artículo sobre cómo las subvenciones a empresas industriales en ciertas comunidades acaban con la industria de este país, jugando a morir matando mientras disparan con pólvora ajena.