Qué conste que yo no odio a Mariano, lo compadezco, que no sé si será peor. Pobre hombre, no es más que un funcionario gris y mediocre. Me recuerda Mariano, aquellos funcionarios a la antigua usanza, cabizbajo, canoso, apocopado, sumiso, con sus gafotas de culovaso y su cáspita acumulada sobre su chaqueta descoloreada. Mariano, como funcionario mediocre que es, no se mete en política, y actúa según las ordenanzas de los fueros de los españoles, muchos españoles, no sabe actuar de otra manera, y si algo se le complica, que el trabajo lo hagan los tribunales y manden a los señores de la porra. Pero desgraciadamente, y esto, es lo peor de todas las desgracias, resulta que todavía hay quién se rebaja aún mas en el escalafón, hay quien lo apoya y le besa el culo, que son los encargados de la oposición, para que la cosa cambie para que no se cambie nada. Y claro, el problema salta cuando alguien se le ocurre hacer politíca, sin hace caso al librito de instrucciones, acustumbrado Marino y su séquito de comepollas a gobernar con mayoría absoluta, póngase a negociar en minoría, pues no señoría, cúmplase con el deber de aplicar las leyes, todo dentro del librito, nada fuera de él. Y a sí parece que estaremos en los proximos lustros, porqué España es un país de camareros, amas de casa, trabajadores empobrecidos y funcionarios ricos, donde los segundos se llevan el gato al agua, porque son los que gobiernan y se tapan entre sí.
La politica brilla por su ausencia en el uninuerenal Mariano, es más bien de acatar y cumplir con ese libro gordo que le ponian los curitas en el colegio en que estudiaba, porque todos los que estudian en un colegio de curas tienían al sacrosanto libro como norma y el que se atreviese a saltarse la normativa bíblica, palo y tenetetieso. Así es como se educa a un funcionario de derechas, mansedumbre ante el "altísismo" y chivatazo al guarda espiritual de turno de todo aquel que ose quebrantar las sagradas escrituras. Así es nuestro funcinario presidente, como tantos españoles, muchos españoles de bien, educados en el nacional catolicismo de aquellas escuela donde se cantaba a mano alzada el ¨CARASOL", para luego quitarse la camisa azul del yugo y las flachas y luego hacerse pasar por democratas de toda la vida. Se murió de viejo el perro en la cama, pero la rabia, no.