Pasando unas horas de descanso, sin nada que hacer, caen mis dedos en la app de Linkedin y empiezo a ojear lo que veo.
Aunque soy usuario activo, no diría que soy un usuario empedernido; mis visitas a Linkedin suelen ser 2 o 3 por semana, ver alguna notificación y poco más. Por ello puedo parecer pardillo contando esto.
La historia empieza cuando me aparece una recomendación de uno de mis contactos en una conversación donde solicitaban proveedores para varias mercancías a enviar a Reino Unido, qe consistían en barritas de chocolate Mars, bombones Ferrero y tabletas de Milka, y las respuestas (y ofertas) venían de todas partes extrañas del mundo.
Me empiezo a preguntar: ¿Por qué alguien que está en Reino Unido y quiere distribuir dichos productos no contacta con el fabricante original y se pone a pedir ofertas en Linkedin?
La respuesta; producto falsificado.
Aunque obviamente no lo dicen a gritos, todos saben de lo que están hablando.
Indagando un poco en la historia, y con una visita a Alibaba empiezo a encontrar supuestas compañías “nosequé Trading” todas del estilo, con un amplio catálogo de productos sin sentido.
Fijándome detenidamente en el catálogo de una, veo:
- Galletas Oreo en diferentes formatos (pedido mínimo un contenedor)
- Bebidas refrescantes y energéticas de todas las variedades y marcas.
- Café; También de diferentes marcas, en diferentes formatos y también a granel por toneladas.
- Aceites comestibles, de marcas que son desconocidas para mí y también a granel.
- Diferentes tipos de cereales y frutas, todos ellos a granel.
- Chucherías, chicles, helados, de las más conocidas marcas internacionales.
- Carne fresca y congelada, a granel o envasada a gusto del comprador, dicen.
Posteriormente, visitando varias webs de estos supuestos distribuidores/traders, todas parecen cortadas por el mismo patrón, con direcciones en Alemania que se ven falsas desde un kilómetro, personas de contacto con nombre extranjero, teléfonos móviles, cuentas de Gmail o Yahoo, etc.
Ahí se queda mi curiosidad en el tema hasta que esta mañana me encuentro con un amigo que trabajó varios años en una distribuidora de alimentación, y con unos cafés delante, hacemos el cuñado (o no, porque mi amigo conoce bien el sector).
Y me confirma mis sospechas sobre productos alimenticios falsificados; que te puedes comprar una chocolatina de una marca de calidad en 24 horas de Londres y posiblemente lo que estás comprando es una simple falsificación salida de una fábrica sin las más mínimas condiciones sanitarias en la India o Vietnam.
Y que también cabe la posibilidad de que mientras piensas que tu contenedor cargado de galletas Oreo, por el que ya has pagado una señal, ha salido, alguien se está pegando una juerga con tus dólares.