En las altas cumbres y cerros escarpados de la sierra de Espuña en Murcia, hay una minoría oprimida, cientos de carneros saharianos, más de mil, que huyen de un lado a otro escapando del terror de los pelotones de fusilamiento organizados desde la Consejería de Medio Ambiente de la Región de Murcia. Son los arruis o cabras saharianas, unos vistosos carneros de cuernos hacia atrás, procedentes de los montes del Sahara desde donde fueron traídos allá por el 1970 a poblar las alturas y peñascos de Sierra de Espuña, "animales sagrados" según los aborígenes de los montes del Sáhara, contra los cuales estas desalmadas autoridades sin autoridad moral alguna cometen sacrilegio no recordando por lo visto que a las vacas del Sol de la isla donde arribaron los hombres de Odiseo las mataron y por matarlas todos murieron porque se cierne un castigo divino contra aquellos que violan lo sagrado. Curioso que estas cabras del Sahara son adictas al Sol porque bajo él pasan la mayor parte del tiempo soportando calores que la cabra hispana montés no puede sobrellevar.
La matanza que ya va por unos 2.500 abatidos en cuatro años se ha agravado ahora con una sentencia del Supremo de marzo de 2016 que declara, a instancias de los grupos eco-naturistas "Ecologistas en Acción " y "Seo Bird Life", especie "invasora" a estos ungulados, en contra de la opinión de muchos expertos que opinan que los arruis de Murcia que fueron los primeros no constituyen especie "invasora". Tras la sentencia del Supremo Medio Ambiente ha reavivado su plan de exterminio a tiro limpio de las manadas de cabras berberiscas. En sus instrucciones figuran primero matar a las hembras, preñadas o no, luego a los chotos y finalmente a los machos. Es Sodoma y Gomorra la primacía de los depravados, el orden natural invertido, titulo suficiente para retirar a nuestra especie la denominación de origen de "humanos".
Llevan abatidos los indicados más de 2000 animales según el siguiente procedimiento: se avista una manada se forma el pelotón de fusilamiento de agentes de medio ambiente y celadores de caza (algunos pelotones hacen la vista gorda y dicen que no encontraron manada alguna para no mancharse las manos de esta sangre). Desde el pelotón disparan contra la manada que huye en estampida, unos caen malheridos, otros muertos, y otros heridos huyen pero han recibido una munición .22 que está prohibida en la caza, lo que hará la muerte más penosa. Si matan a la hembra (que es prioridad en el orden de disparo) el choto morirá a su vera porque no puede alimentarse sin la madre en los primeros meses.
En la campaña de verano entre el 1 de junio y el 3o de septiembre 2017 han fijado 82 arruis a matar como mínimo.
La Asociación de Proteccion del Arruí de Murcia, de la que formo parte, ha acudido a los tribunales para que paren esta matanza absurda porque erradicar al arrui no significa exterminarlo de tan viles modos. Les pidieron a los jueces murcianos el 23 de julio que ordenaran la suspension de la matanza pero hasta el 3 de agosto (once dias durante los cuales las matanzas han seguido libremente) no tomaron en cuenta el papel y no se dan por avisados y entonces dicen que hay que pedir habilitación del mes de agosto (si hubieran cumplido su obligación no sería necesario). Se pide la habilitación innecesaria si ellos hubieran resuelto en plazo y estamos a la espera. Entre tanto Medio Ambiente se entera del proceso abierto y declara a la prensa "hemos pedido que se indulte al arrui de la lista de invasivas ante el Ministerio". Pero no consta que paren la matanza así que su coherencia no les impide seguir matando y pedir el indulto que vendrá ya a título "post morten". Mata al rey y vete a Murcia.