Voy a escribir un artículo de mierda que a todos os va a importar un carajo, pero lo voy a escribir porque me apetece.
Tengo 32 años, soy de Sevilla, he vivido en el extranjero varios años, tengo estudios superiores, trabajo desde los 17 años, ahora mismo en un hotel y soy homosexual. Llevo un año con mi pareja, superando a todas mis relaciones anteriores. Mi padre tiene casi 60 años y lleva 7 en paro. Mi madre es viuda de su ex-marido (no es mi padre), vive de una pensión y va justita. Me queda una abuela, de 81 años, que hace unos días sufrió algo parecido a un infarto cerebral se recupera favorablemente en el Virgen del Rocío. Cuento con un grupo nutrido de amigos en nómina. En definitiva: un chaval normal y corriente de la España del siglo XXI.
Ayer tenía miedo e incertidumbre, os lo prometo. Ayer pensaba que las derechas duras, la de PP, Ciudadanos y VOX podían efectivamente ganar el poder del país como antes lo habían ganado "más o menos" en Andalucía. Esta misma mañana hablaba con mi pareja de lo serio que puede llegar a ser que un partido del estilo de VOX llegue al poder de forma directa o indirecta, por las consecuencias que puede tener. Hoy día nadie se imagina en España otra guerra civil o que nos discriminen por ser homosexuales a través de las leyes, pero en 2007 nadie creía que el país iba a hundirse en una crisis sin precedentes así que todo hoy era posible. Ayer, os lo prometo y sin exagerar, tenía miedo. Miedo cierto a que un partido pudiera convertir mi orientación sexual en un problema cuando en éste país, por suerte, dejó de serlo hace mucho tiempo.
Hoy he tenido una cantidad de trabajo excepcional. Prácticamente ha sido uno de los días más fuertes del año por decirlo así. A lo largo de la jornada, después de haber ido a votar, he ido revisando qué se decía en redes, sobre todo en Twitter, y a partir de las 21.00 los resultados electorales. PSOE ganador, decían. PP el gran perdedor. Podemos cae en veinte escaños. Ciudadanos aumenta casi al doble. VOX entra al Parlamento con 24 diputados. El Senado se reconfigura y pasa a manos del PSOE. Cuánta información, ¿verdad? Empiezas a leer datos; en Euskadi no tienen representación. En Andalucía gana el PSOE (¿Cómo? ¡Si hace unos meses los sacaron del gobierno!). En Cataluña el PP apenas tiene un diputado y pierde el Senado. Un momento, espera, coge aire.
No se nos olvide que la ultra derecha más reaccionaria que hemos conocido ha entrado al Parlamento con 24 diputados. Dos millones largos de españoles prefieren darle el poder a un partido abiertamente machista, xenófobo y homófobo, afectándome a mi una de esas características de forma directa y todas de forma indirecta. He votado a Unidas Podemos, que ha perdido como veinte diputados y he aquí el quid de la cuestión: estoy feliz. Feliz y tranquilo.
Unidas Podemos no iba a gobernar, pero hace muy bien el papel de secundario. En estos diez meses de legislatura ha conseguido objetivos impensables hace sólo un año, como la mayor subida del SMI de la historia de la España democrática. Pablo Iglesias no es santo de mi devoción, pero sigue siendo el más cercano a mis ideales. Y he llamado a mi pareja, y le he dicho que le quiero un montón. Que si ha visto las imágenes de Ferraz de la gente gritando "Si se puede" y "Con Rivera no". Que no nos tenemos que ir a Portugal, entre risas. Que joder, qué gran país. Aunque si, no olvido que fue Sánchez el que firmó con el PP hace años que primase la deuda externa a los servicios sociales, que no me olvido que el PSOE pactó con Ciudadanos en Andalucía. Que no olvido.
Pero que vivimos en un país que ha frenado a las derechas más reaccionarias que ha conocido hasta ahora, y que sigue siendo un gran país para vivir.
Y si, que viva España, y que vivan los españoles. Porque se puede seguir viviendo. Si, si que se puede.
Buenas noches.