Pequeños síntomas

Hace unos días un amigo me habló de su preocupación debida a que unas avispas habían hecho un nido en un macetero de la terraza de su vivienda. La mujer de mi amigo es alérgica a la picadura de avispa, así que me comprometí a ayudarle a quitar el nido de allí. Tras comprobar que no se trataba de la especia invasora avispa asiática (vespa velutina) sino de la común avispa cartonera (polistes dominula), decidimos retirar el nido, que estaba fijado a una maceta de barro vacía. La estrategia fue muy fácil: envolvimos lentamente la maceta en una bolsa de plástico, la cerramos, y la transportamos al campo, donde dejamos la maceta lejos de zonas habitadas. Hicimos esto en lugar de destruir el nido y las avispas porque este verano hemos percibido la disminución en el número de insectos que ya habían señalado algunos científicos especializados.

Voy al grano: lo que me sorprendió fue la pasividad de las avispas. Estaban atontadas, se movían torpemente. No hubo ninguna que intentara huir y mucho menos defender el nido, que es un instinto muy fuerte en esta especie. Siempre he conocido a las avispas volando furiosas cuando se las molesta, con movimientos muy rápidos y precisos. En las fuentes urbanas siempre he visto muchas avispas alfareras rondando y haciendo sus bolitas de barro para fabricar nidos. Este año no. Ni una.

Durante la primavera y el verano he caminado mucho por el campo y he visto otros signos, síntomas de que algo no va bien:

  • Ausencia generalizada de grillos por las noches.
  • Ausencia de saltamontes. Los campos antes bullían de estos insectos de todos los tamaños que saltaban y que incluso chocaban con el caminante. Ahora son escasísimos.
  • La ya famosa escasez de abejas. En el monte cualquier edificio abandonado solía ser aprovechado por las abejas para construir una colmena. No he visto ninguna este año.
  • Coleópteros: apenas vi tres o cuatro en varias horas caminando.
  • Incluso especies molestas para nosotros como las moscas han disminuido su población. En zonas ganaderas donde abrir una ventana suponía la entrada automática de varias moscas, puede uno ahora tener la ventana abierta toda la noche y es raro que entre alguna.

Y aunque no tenga nada que ver con los insectos, en la zona donde vivo veo animales torpes. Muchas palomas y torcaces que viven en zonas urbanas son atropelladas por coches que van a menos de 30km/h. Mi calle tiene los restos de 5 palomas atropelladas entre ayer y hoy.

Parece crucial saber qué está causando estos cambios tan importantes y peligrosos en el comportamiento animal. Puede que sean los pesticidad basados en nicotinoides como el famoso Round-up de Monsanto, o el cambio climático, u otros factores, pero estos pequeños síntomas parecen ser las señales de que una enfermedad ecológica seria se nos viene encima.