Parece que han pasado 7 años de aquellos increíbles días y ha pasado mucho más. El tiempo lleva su ritmo, pero nosotros trucamos las manillas del reloj.
Aquel 15M fue impresionante por la espectacular participación social, lanzados a las calles como por un resorte coreando al unísono que se fueran, que ya estaba bien. Cada uno de su padre y de su madre pero de acuerdo en que queríamos (me siento obligada a emplear el pasado) ser personas libres, aceptadas y partícipes de una sociedad sin capas y capas y más capas de corrupción, robos y engaños del poder.
La gran frase 'No hay pan para tanto chorizo' ha dado lugar a horas extras en los hornos que ya no acaban su jornada de madrugada. A mí, además, me emocionó otra. 'Zapatero, eso me lo dices a mí en la cara' rezaba un cartón portado por un joven delgaducho junto a la Plaza Nueva de Sevilla. Mi lado macarra, -cabreada como estaba- pedía que, si eran valientes, bajasen a la calle a decirnos, a hacernos lo que hacen escondidos tras las cámaras de televisión, protegidos con un segundo cordón de seguridad policial y, hoy en día, pertrechados tras un tercer muro conformado por sus justicias.
Los cuatro poderosos (son cuatro) y los veinte que dan la cara por ellos -imaginad si son cobardes que se ocultan tras otros cobardísimos- adoran su lema 'El tiempo todo lo cura'. 'Curar' es arreglar, eliminar sus problemas como las huellas del crimen. 'Todo' es cualquier desfalco, soborno, robo o asesinato. 'El tiempo' es poco tiempo.
Nunca pedimos un partido político ni mucho menos líderes. Gritamos 'No nos representan' como podíamos seguir gritando hoy si no fuese porque al parecer nos hemos quedado afónicos. Se han disipado los objetivos y volvemos a estar divididos... ¡ante un Madrid-Barça! Y a mitad de partido -marrullero, soporífero y de prórrogas interminables- resulta que lo importante es pedir opinión sobre si el bocata que vamos a comprarnos en el bar debe ser de tortilla o puede ser de jamón. ¿Qué me he perdido por el camino?
Esto no es, o no quiere ser al menos, un artículo. Me gustaría mantenerlo como pregunta, al menos para todas aquellas personas que salimos a la calle, nos emocionamos, lloramos y reímos, abrazamos esperanzas. ¿Conseguimos algo con tanta calle, tanto hartazgo y tanta discusión? ¿Interesa revivirlo, se puede recuperar algo, qué se debe cambiar? ¿Qué queda hoy, para ti, de aquel 15M después de 7 años y un chalet? Porque... ¿de verdad salimos a las calles para pronunciarnos por un chalet? Creo recordar que iba más por lo de los chorizos, que no, no eran los del bocata del partido, porque ni siquiera estábamos para pan y circo.
Para acabar mi aportación a esta pregunta. Una respuesta en tono positivo para compensar en la medida de lo posible. Aquellos días descubrimos que somos muchos. Muchos que sabemos cómo se las gastan los de arriba y que no lo queremos. Y sabemos que lo saben. Y juntos en las calles coreábamos 'Sí se puede' (aunque hoy no estoy tan segura).