Resulta increíblemente fácil caer en la trampa de la actividad, en el ajetreo de la vida, trabajar cada vez más para trepar por la escalera del éxito, y descubrir finalmente que está apoyada en la pared equivocada. Es posible estar atareado, muy atareado, sin ser muy efectivo.
A menudo las personas se encuentran logrando victorias vacías, éxitos conseguidos a expensas de cosas que súbitamente se comprende que son mucho más valiosas.
Personas pertenecientes a todos los trabajos (médicos, académicos, actores, políticos, ejecutivos, atletas y fontaneros) a menudo luchan por lograr ingresos más altos, más reconocimiento o un cierto grado de competencia profesional, solo para descubrir que su ansiedad por alcanzar la meta les ha privado de cosas que realmente importan y que ya han quedado fuera de sus posibilidades.
Cuán distinta es nuestra vida cuando sabemos qué es lo verdaderamente importante para nosotros, y, manteniendo ese cuadro en mente, actuamos cada día para ser y hacer lo que en realidad nos interesa.
Si la escalera no está apoyada en la pared correcta, cada paso que demos no hará más que acercarnos antes al lugar erróneo.
Podemos estar muy atareados, podemos ser muy eficientes, pero solo seremos también verdaderamente efectivos cuando comencemos con un fin en mente.
Comenzar con un fin en mente significa comenzar con una clara comprensión de tu destino.
Significa saber adónde se está yendo, de modo que se pueda comprender mejor dónde se está, y dar siempre los pasos adecuados en la dirección correcta.
Este fragmento ha sido extraído del libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, espero que os haya gustado.
¿Cuál es vuestro fin en mente? El mío está claro, alcanzar la independencia financiera, pero siempre sin olvidar que lo realmente importante es disfrutar del camino y ser feliz.