Traducción completa presidente de Francia del 29/10/2020 para anunciar confinamiento nacional

Francesas, franceses, mis queridos compatriotas, la última vez que me dirigí a vosotros para hablar de la pandemia que nos golpea, fijé una prórroga de una decena de días, para juzgar la eficacia de las decisiones tomadas y decidir la oportunidad de nuevas medidas. Ya estamos en ello. Y si los esfuerzos hechos han sido útiles, la lucidez nos obliga a admitir que no son suficientes, que son insuficientes. ¿Entonces, cual es la situación actual de nuestra epidemia? El virus circula en Francia a una velocidad que ni las previsiones las más pesimistas habían previsto. La cifra de contaminación en relación a la población ha doblado en menos de dos semanas. Ayer 527 de nuestros compatriotas han muerto a consecuencia del Covid-19. Ayer, hemos contabilizado cerca de 3000 personas en reanimación, es decir, más de la mitad de la capacidad nacional.

En contraste con la primera ola, todas las regiones están ahora en el umbral de alerta. En muchos lugares, para atender a los pacientes de Covid-19 hemos comenzado a desprogramar cirugías cardíacas y operaciones de cáncer, a veces las mismas que tuvieron que ser retrasadas en la primavera.  Hemos tomado medidas. Fueron difíciles y sé que fue percibidas como tales por muchos de ustedes. Eran esenciales y a menudo eran contestadas porque no eran agradables. Sin embargo, están demostrando ser insuficientes para detener la marea que ahora está afectando a toda Europa. Nuestra estrategia se definió ya en el verano; era vivir con el virus y controlar su circulación apoyándonos en nuestras capacidades de probar, alertar, sobre los gestos barrera, en la protección de los más vulnerables y en medidas territoriales para frenar la epidemia, a pie de calle. Esto es lo que hemos estado haciendo desde agosto. ¿Hemos hecho todo bien? No, como dije hace quince días, siempre se puede mejorar, pero hemos hecho todo lo posible y creo profundamente que nuestra estrategia fue, dada la información que teníamos, la correcta. Era, además, la estrategia de todos los países europeos. Podríamos haber ido más rápido al principio en las pruebas, pero desde hace varias semanas somos uno de los países de Europa que más pruebas ha hecho. Colectivamente, deberíamos haber sido más respetuosos con los gestos barrera, especialmente dentro de la familia o con los amigos, que son los lugares donde estamos más contaminados.

¿Deberíamos culparnos ahora? Pero, sobre todo, debemos reconocer que, como todos nuestros vecinos, estamos abrumados por la repentina aceleración de la epidemia, por un virus que parece estar ganando fuerza a medida que se acerca el invierno, a medida que las temperaturas bajan. Una vez más, debemos ser muy humildes. Estamos todos en Europa, sorprendidos por la evolución del virus. Algunos países como España, Irlanda y los Países Bajos tomaron medidas más duras antes que nosotros. Sin embargo, todos estamos en el mismo punto desbordados por una segunda ola que, como sabemos ahora, será sin duda más dura y más mortal que la primera. En esta etapa, sabemos que hagamos lo que hagamos, cerca de 9.000 pacientes estarán en cuidados intensivos a mediados de noviembre, que es casi toda la capacidad francesa. Nos estamos organizando, por supuesto, para hacer frente a esto. Reabre las camas adicionales y vamos a hacer el máximo esfuerzo todos juntos. Pero no es suficiente. Si no detenemos brutalmente las contaminaciones hoy, nuestros hospitales se saturarán muy rápidamente, sin que esta vez tengamos la posibilidad de trasladar a muchos pacientes de una región a otra porque el virus está en todas partes. Si no frenamos brutalmente la propagación del virus hoy, los médicos tendrán que tomar una decisión: Aquí, entre un paciente COVID y una persona que ha sido víctima de un accidente de tráfico; allí entre dos pacientes COVID. Lo cual, dados nuestros valores, dado lo que es Francia, dado lo que somos, es inaceptable.

En este contexto, mi responsabilidad es proteger a todos los franceses. Y ello a pesar de la polémica, a pesar de la dificultad de las decisiones a tomar. Yo las asumo plenamente ante ustedes esta noche. ¿Cuáles son nuestros objetivos? En primer lugar, proteger a los más ancianos, a los más frágiles, los que sufren de diabetes, obesidad, hipertensión, enfermedades crónicas y que son las primeras víctimas de COVID-19. La edad es el factor preponderante: 85% de los pacientes fallecidos son mayores de 70 años. Nuestro segundo objetivo es proteger a los más jóvenes. Como ya he dicho, si el virus mata a los más viejos, también mata, aunque es raro, a los más jóvenes. Hoy, mientras hablo, 35% de las personas en cuidados intensivos tienen menos de 65 años. Así que está afectando gravemente a la gente de todas las edades. Y hoy en día no podemos decir cuáles serán las secuelas a largo plazo. Pérdida del olfato, pérdida del gusto, dificultades respiratorias... Contraer este virus nunca es anodino, incluso cuando se tienen veinte años. Tercer objetivo es proteger a nuestros cuidadores que, en el hospital, en las estructuras médicas sociales, en la ciudad… ya han dado mucho durante la primavera. Luego tuvieron que redoblar sus actividades durante el verano para compensar los retrasos creados en primavera. Y a pesar de la fatiga, ahora se enfrentan a este repentino aumento de las urgencias.

 

Les debemos que tomemos todas las precauciones para limitar la propagación del virus. Si no lo hacemos por nosotros, por nuestros seres queridos, hagámoslo por ellos. En tercer lugar, debemos proteger a las personas más vulnerables que, por vivir en malas condiciones, por tener trabajos precarios, son las más afectadas por el virus en términos de salud. Pero también son los más afectados por las consecuencias económicas y sociales de la crisis. Finalmente, necesitamos proteger nuestra economía. No creo en la oposición entre la salud y la economía que algunos quisieran establecer. No hay una economía próspera en una situación de salud degradada con un virus que circula activamente. Y os lo digo muy claramente, no hay tampoco un sistema de salud que se sostenga si no hay una economía fuerte para financiarlo. Es un justo equilibrio que nos hace falta buscar constantemente. Sin perder nunca de vista un principio intangible: para nosotros, nada es más importante que la vida humana. Entonces, ¿cuáles son las posibles estrategias para lograr estos objetivos? Algunos podrían abogar por no hacer nada y asumir que dejamos que el virus circule. Esto se llama la búsqueda de la inmunidad colectiva. Es decir, cuando el 50% o 60% de la populación ha sido contaminada. El consejo científico ha evaluado las consecuencias de tal opción. Son implacables. A muy corto plazo, significa la selección de los pacientes en el hospital, y en unos pocos meses, al menos 400.000 muertes más a llorar.

Francia nunca adoptará esta estrategia. Nunca dejaremos que cientos de miles de nuestros ciudadanos mueran. Estos no son nuestros valores y tampoco es de nuestro interés. Una segunda forma sería confinar únicamente a las personas en riesgo. Tampoco es, mientras os hablo, una vía utilizable en este momento. En primer lugar, implica una discusión ética, pero, por un lado, nuestros ancianos y personas vulnerables a menudo necesitan ayuda externa para su cuidado, sus tareas domésticas, la entrega de sus comidas... Algunos también viven con sus seres queridos, sus hijos, a menudo por falta de medios. Crear una especie de burbuja alrededor de una generación de ciertas personas, como una barrera entre generaciones, es poco realista y, en este momento, insuficiente. Por otra parte, el virus también crece y desarrolla formas graves en los más jóvenes; por lo tanto, confinando sólo a los ancianos es ineficaz porque el virus seguiría circulando demasiado rápido y en formas graves en el resto de la población. Por lo tanto, no seríamos capaces de proteger a nuestro personal sanitario, nuestras urgencias e incluso a término, a nuestros ancianos. Con esto, esta estrategia, que podría ser pertinente, no es suficiente. Podríamos, igualmente, apostarlo todo a la estrategia de testar, alertar, proteger. Después de todo, hacemos 1,9 millones de pruebas a la semana, en este sentido, somos uno de los mejores países de Europa en la materia. También, gracias al notable trabajo de los organismos regionales de seguros de salud, se hacen cada día cien mil llamadas para identificar casos de contacto y romper las cadenas de contaminación.

Pero si este sistema puede ser efectivo con unos pocos miles de casos por día, tenemos hoy entre 40.000 y 50.000 contaminaciones cotidianas testadas, pero sin duda alguna el doble de dicha cantidad. Este sistema ya no es efectivo. Y, además, ningún país europeo lo está usando ya.

En cuanto a la posibilidad de aumentar nuestra capacidad de reanimación; de la que algunos hablan como una forma de evitar tomar medidas difíciles hoy. Voy a decirles muy claramente: Estamos en el proceso de hacerlo, pero tampoco es esta una buena respuesta. Tenemos las reservas de medicamentes, los respiradores, las máscaras, las blusas, los guantes y todo el equipo necesario, porque hemos aprendido de nuestros defectos, de nuestras faltas en la primera fase. También hemos formado cerca de 7.000 personas de enfermería y médicos para que puedan trabajar en cuidados intensivos. También hemos aumentado nuestra capacidad de 5.000 camas antes de la primera oleada a 6.000 hoy, y vamos a aumentarla más allá de las 10.000 camas en cuidados intensivos. Se ha hecho un esfuerzo colosal de formación, de inversión. Pero no es suficiente frente a esta ola. También estamos actuando a medio plazo. El Ségur de la salud [Ségur de la santé: reuniones con los actores sanitarios que se hizo entre mayo – julio de 2020 en el ministerio de sanidad francés para discutir el futuro presupuesto sanitario], que corresponde a 8 mil millones al año invertidos en nuestros hospitales y nuestro sistema de salud, reforzará el atractivo de las profesiones, pero se necesitan cinco años para entrenar a una enfermera de cuidados intensivos, diez años para entrenar a un anestesista.

No hay una solución mágica, no es en unos pocos meses que vamos a ser capaces de crear una capacidad, real, completamente diferente. Tampoco podremos, dado que otros países europeos están ya saturados, recurrir a la mano de obra extranjera a corto plazo. Por cierto, y aunque pudiéramos abrir muchas más camas, y a pesar del esfuerzo para doblarlas, que lo hemos conseguido, en serio, ¿quién puede querer que miles de nuestros compatriotas pasen semanas en cuidados intensivos, con las consecuencias médicas que esto conlleva? Entonces, ¿cuál es la estrategia correcta hoy en día? Confinar a los mayores, a los más vulnerables; testar-Alertar-Proteger; aumentar las camas de reanimación... Ninguna de estas soluciones es suficiente en el estado actual. Tenemos que ir más lejos. Después de haber consultado a los científicos, de haber dialogado con las fuerzas políticas, económicas y sociales, después de haber intercambiado también opiniones con todos nuestros socios europeos y de haber sopesado los pros y los contras, he decidido que, a partir del viernes, debemos recuperar el confinamiento que paró el virus. Todo el territorio nacional está afectado, con adaptaciones sólo para los departamentos y territorios de ultramar. Pero como hemos aprendido de los acontecimientos de la primavera, este confinamiento se adaptará en tres puntos principales. Las escuelas permanecerán abiertas, el trabajo puede continuar y las residencias de ancianos podrán aceptar visitas. ¿Cuáles serán las reglas de esta nueva fase?, y el gobierno los detallará mañana en una conferencia de prensa…. En primer lugar, lo que no cambiará comparado con lo que experimentamos en la primavera es que podrás salir de tu casa sólo para trabajar, ir a una cita médica para asistir a un ser querido, hacer las compras esenciales o tomar un poco de aire fresco cerca de su casa.

Por lo tanto, es la puesta en marcha de nuevo de las atestaciones. Como en la primavera, las reuniones privadas fuera del estricto núcleo familiar serán por lo tanto excluidas. Se prohibirán las reuniones públicas y no podrá desplazarse de una región a otra, excepto para el regreso de las vacaciones del día de Todos los Santos. Así, habrá una tolerancia durante este fin de semana de regreso para que todos y cada uno puedan volver de su destino de vacaciones, para que las familias puedan organizarse. Las tiendas que han sido definidas en la primavera como no esenciales, los establecimientos que reciben al público, especialmente bares y restaurantes, serán cerrados. Como en la primavera, “al precio que sea”, esa respuesta económica, una de las más protectoras del mundo, continuará. Será aún más importante que en marzo: para un pequeño negocio cerrado administrativamente, el pago estatal de hasta 10.000 euros mensuales como compensación por pérdida de facturación. Los empleados y empleadores que no puedan trabajar seguirán beneficiándose de la reducción de jornada y complementaremos con medidas de flujo de efectivo para los alquileres, se hará un plan especial para los trabajadores autónomos, comerciantes y pequeñas y muy pequeñas empresas que, lo sé, están más temerosos que nunca de las próximas semanas a venir.

Respecto a marzo-abril, como decía, hemos aprendido y hemos progresado. Es por eso que ciertas reglas van a evolucionar. En primer lugar, nuestros hijos no deben ser privados permanentemente de la instrucción, la educación y el contacto con el sistema escolar. Demasiadas consecuencias, demasiados daños, especialmente para la población la más modesta. Por lo tanto, las guarderías, escuelas, escuelas medias y secundarias permanecerán abiertas con protocolos de salud reforzados. A la inversa, las facultades y las instituciones de enseñanza superior ofrecerán cursos en línea. Siempre que sea posible, el teletrabajo se generalizará de nuevo, pero esta es una segunda diferencia con respecto a la primavera. La actividad continuará con mayor intensidad, lo que significa que los mostradores del servicio público permanecerán abiertos, las fábricas, granjas, edificios y obras públicas continuarán funcionando. La economía no debe detenerse ni colapsar. Por lo tanto, les invito, en la medida en que todos tengan la oportunidad, a participar en este esfuerzo trabajando, apoyando a las empresas locales que han innovado a través de los servicios remotos, “para llevar” [take away] o para entregar a domicilio. El gobierno, además, acompañará a las pequeñas y muy pequeñas empresas, así como a las medianas empresas, a los artesanos… que emprendan iniciativas de digitalización. Nuestras fronteras internas dentro del espacio europeo permanecerán abiertas y, con algunas excepciones, las fronteras externas permanecerán cerradas. Por supuesto, los franceses en el extranjero seguirán siendo libres de volver al territorio francés. En los puertos y aeropuertos del país, para los viajes internacionales, se desplegarán test rápidos obligatorios para todas las llegadas. Ningún viajero debe poder entrar en territorio europeo sin que estemos seguros de que no es portador del virus.

Por último, para evitar los dramas humanos que hemos vivido en la primavera, cuando las personas al final de su vida se encuentran totalmente aisladas; se autorizarán esta vez las visitas a las residencias de ancianos, pero con estricto cumplimiento de las normas sanitarias. También espero que las personas con discapacidades puedan beneficiarse de la flexibilidad que necesitan. En cuanto al cementerio, en este período marcado por el Día de Todos los Santos, permanecerá abierto. Quiero que podamos seguir enterrando a nuestros seres queridos con dignidad.

Este nuevo confinamiento sólo tendrá éxito mediante la movilización de todos, y todos tienen un papel que desempeñar. A los que están en riesgo, los más vulnerables y las personas mayores de 70 años: Les pido que incrementen la vigilancia. Menos reuniones con la familia y los amigos, aunque sea desgarrador, y más respeto por la distancia física, incluso en casa. Usar una máscara sistemáticamente, incluso cuando se está en el interior en presencia de otra persona, aunque sea cercana, incluso un niño o un nieto. Es muy importante para vosotros. Por supuesto, los cuidadores de los hospitales desempeñan un papel esencial en este contexto; necesitamos de médicos, enfermeras, farmacéuticos, todos los actores de la medicina social, todos los profesionales de la salud para garantizar que se atienda a los pacientes desde los primeros síntomas y para evitar que se desarrollen formas complejas.

Necesitamos a nuestros representantes electos, nuestros ayuntamientos han desempeñado un papel esencial y este alcalde, presidente, presidente de la intermunicipalidad metropolitana, representante electo local… vamos a necesitarlos aún más para proponer e ir más lejos en materia de prevención, para movilizar nuestras asociaciones para acompañar a las personas más aisladas, las menos informadas y para asegurar la correcta aplicación de las medidas tomadas, ya sea con nuestros jóvenes en tiempo extraescolar o para acompañar a las personas más vulnerables o de mayor edad. Necesitamos que nuestras fuerzas de seguridad interna garanticen la aplicación de las medidas, y de nuestras fuerzas de seguridad civil para desplegar plataformas de tests y estar en contacto con la población. También necesitamos el sentido de la responsabilidad y del espíritu ciudadano de todos. Quédese en casa tanto como sea posible. Respete las reglas. Una vez más, os lo digo: El éxito depende del civismo de todos y cada uno de nosotros. ¿Cómo se desarrollará esta nueva etapa con el tiempo? Cada hora cuenta. Todas estas medidas deben aplicarse lo antes posible. Se aplicarán durante la noche del jueves al viernes y se aplicarán al menos hasta el 1 de diciembre. A partir de mañana, se celebrará un debate seguido de una votación en el Parlamento. A partir de mañana, el gobierno detallará todas estas medidas. Debemos enorgullecernos de esta transparencia y del hecho de que se están tomando decisiones difíciles, que tendrán lugar en un marco democrático en el que toda oposición podrá expresarse también. Participaré en un Consejo Europeo para coordinar las respuestas sanitarias de los distintos países de la Unión.

Cada quince días proporcionaremos una actualización de la evolución de la epidemia. De ser necesario, se decidirá sobre medidas adicionales y luego se evaluará si se pueden aliviar ciertas limitaciones, en particular en las empresas. Sé que hay muchos comerciantes que esperaban no cerrar. Sé que para el pequeño comercio estoy pidiendo un gran esfuerzo. Soportémoslo con gran rigor los próximos 15 días. Si tenemos un mejor control de la situación dentro de 15 días, entonces podemos reevaluar las cosas y esperar abrir algunos negocios, especialmente en este período tan importante antes de las vacaciones de Navidad. Veremos si podemos cultivar la esperanza de celebrar este precioso momento de la Navidad y el fin de año con nuestras familias. Nuestro objetivo a largo plazo es simple: reducir drásticamente el número de contaminaciones de 40.000 por día a 5.000, disminuir significativamente el número de admisiones en hospitales y unidades de cuidados intensivos. Y sólo entonces seremos capaces de desplegar eficientemente una estrategia testar-alertar-proteger, renovar, completar. Por eso, durante estas semanas, también haremos esfuerzos masivos para establecer muchas más plataformas de test a través de innovaciones y una nueva organización. Debemos desplegar colectivamente de forma mucho más masiva la aplicación Tous anticovid [aplicación IOS y Android para el tracking de proximidad con positivos Covid], que será un instrumento para salir de esta fase de confinamiento. Tests en 30 minutos, un mejor seguimiento, un aislamiento más eficaz de las personas positivas, que es un tema sobre el que debemos seguir reflexionando.

Una vez que el pico de la epidemia termine, todas estas herramientas deberían permitirnos aguantar mañana hasta la llegada de las vacunas en verano [2021], según nos indican los científicos.

Mis queridos compatriotas, todos hemos sido sorprendidos por la repentina aceleración de la epidemia. Todos. Si, conozco el cansancio y la impresión de un día sin fin que nos está ganando a todos. Debemos, pase lo que pase, permanecer unidos y no ceder al veneno de la división. Son tiempos difíciles porque ponen a prueba nuestra resistencia y nuestra unidad, pero también son un signo de lo que somos. Mujeres y hombres que están conectados unos con otros. Muy pocas generaciones habrán tenido al mismo tiempo tantos desafíos como la nuestra. Esta pandemia histórica, las crisis internacionales, el terrorismo, las divisiones en la sociedad y una crisis económica y social sin precedentes, vinculada a la primera ola. Pero confío en nosotros, en ti, en nuestra capacidad para superar esta prueba. Todos debemos aguantar, cada uno en su sitio. En la transparencia, en el debate, en la determinación de aplicar las reglas que nos fijamos y en el hombro con hombro. De nuevo nos levantaremos, si estamos unidos. Y estaremos unidos. Nos necesitamos los unos a los otros. Somos una nación unida y solidaria y es a esa condición que lo conseguiremos. Somos la Francia. Yo cuento con todos y cada uno de vosotros. Estaré allí, estaremos allí y vamos a superarlo todos juntos.

 

Viva la República y viva Francia