Un país de Mierda

La crisis del coronavirus está ya dejando claro el país en el que vivimos a los pobres ilusos que todavía no lo sepan. Un país de cañas, sonrisas, fiestas en la playa y servir platos y raciones. Un país sin industria, incapaz de fabricar mascarillas con una triste servilleta y dos gomas.

La monarquía, cuyo ciclo vital ha sido extirado hasta la extenuación, da sus últimos estertores como esos pobres ancianos (y no tan ancianos en virtud a las "patologías previas" que nadie ha explicado aún) a los que ha sacrificado el Gobierno de este país, por no tomar medidas contundentes mucho antes.

Igual que con la crisis inmobiliaria, hemos sido muchos, muchísimos los ciudadanos que simplemente viendo lo que ocurría en China e Italia posteriormente y el descontrol de aquí sabíamos que la situación era crítica. y lo que venía. Ni siquiera todo un Ministro de Sanidad era consciente del problema. Sinceramente, creo que entre las funciones de responsabilidad de cualquier gente que tome decisiones hoy en día, debería tener al menos 2 horas al día reservadas para navegar por Internet y enterarse un poco de lo que pasa en el mundo sin que se lo filtren los lameculos y palmeros de su entorno. Al menos 2 semanas atrás, como mínimo, que se podrían haber tomado medidas serias, distribuir material por los ambulatorios y poner los recursos del Estado para elaborar rápida y eficazmente una prueba para el Virus y distribuirlas por todas partes, así como unos protocolos claros de actuación. Así que me dirán como de bien se están rascando los cojones el hatajo de miserables que tienen que mover esas consignas y asegurarse que todo el mundo sabe y tiene claro que tiene y que no tiene que hacer y que el material llegaba a donde tenía que llegar. Entiendo que muchos tuvieran prisa por huir a sus segundas residencias y dejar a los currantes todo el marrón, como es habitual en esta pocilga, pero al menos podrían haber dejado una nota.

Todo ha fallado hace días porque lo que no se pone en práctica ni siquiera tiene la opción a funcionar. Lo que tenemos ahora es el parche para la herida ya producida, con la esperanza que sea suficiente y deje de sangrar. Un parche insuficiente, una apuesta con vidas humanas en juego, el lanzamiento de un dado, que va a decidir la suerte de miles de pacientes, y otros muchos miles que están en sus casas y ni siquiera saben si tienen este virus o no.

Las imágenes de hoy en los transportes públicos, sean ciertas o no, expresan el sinsentido de todo eso. El tener que trabajar con la que está cayendo, dejando al sector privado el uso de mascarillas y su tipo (¿alguien está homologando algo en esta panda de inútiles que tenemos al mando?). La no suspensión de los pagos de Hipotecas, en definitiva dejar en manos del tiempo, la gente y la extenuada sanidad que arreglen el problema y pasamos de puntillas por todo aquello que sea un problema para algunos estómagos agradecidos.

Sumamos también a los listos de las Telecomunicaciones. Los primeros días se pelean por ver quien la tiene más larga y regala más bonos y megas, porque son super solidarios claro. Hoy ya tenemos un comunicado en el que piden a la gente que no utilice en exceso sus redes y servicios por los que pagan religiosamente, porque se pueden saturar. Es lo que suele ocurrir cuando inviertes lo mínimo en mejorar tu servicio y subcontratas a esclavos tecnológicos para mantener las redes y los sistemas. Mucha gente se hace muy rica aquí cada año a costa de los demás y de que no obtengan aquello que se les cobra. Está circulando ahora también entre la gente que guarde los tickets de gasolineras, comercios etc... porque la policía, esos señores que te puede parar en cualquier momento y hablarte a menos de 1 m aunque no llevan máscarilla y esperas con fe que estornuden en sus codos, pueden pedírtelos en cualquier momento o adjudicarte un multazo, que la factura de todo esto va a ser cualquier cosa menos barata y ya vamos avanzando si eso.

Espero que superemos esta crisis, con lo único que siempre está a la altura en esta pocilga de país. La gente. Un pueblo que no se merece lo que tiene y que estúpidos runners y ciclistas aparte, está muy por encima del nivel de sus dirigentes y gobernantes, gerentes de todo tipo, jefecillos y demás chusma en general.

Pero ya puestos, quizás sería el momento también de que ese pueblo coja de una vez las riendas y se sacuda de encima a tanto inepto. A lo mejor esto al final termina siendo una oportunidad que esperemos, sepamos aprovechar. Porque el asunto ya no es pongo mi firma aquí y esquilmo tantos millones, o desvio aquello para allí y luego todo para Panamá. El asunto ya es de vidas y me temo que nos va a salpicar a todos, y ahí no cabe la ineptitud. Deberíamos decir basta de una vez, con una única voz y de forma inequívoca. Cuando esto termine, salgamos a la calle y nos comamos la boca unos a otros si hace falta. Pero tendríamos que decir Basta. Ha llegado el momento.