Carta de un compañero Kostas (anarcosindicalista) militante del sindicato de camareros de Atenas, enviada a Solidaridad Obrera como respuesta a la pregunta sobre que había de verdad en esto que circula sobre el colapso de Grecia,
“Hola compañeros,
El artículo es un poco exagerado. Durante los últimos dos años existe una especulación constante sobre el colapso. La verdad es que estamos todo el tiempo al borde del abismo, pero con la ayuda de la EU (y el masacre del pueblo) permanecemos vivos...
Lo de los asaltos en los supermercados tampoco es una verdad generalizada. Mucha gente pilla cosas de los supermercados (en la vida diaria) y el movimiento ha colectivizado y repartido cosas muchas veces, pero durante los últimos meses hay pocos ejemplos de esta práctica. Los 4 jóvenes compañeros se autodefinen como guerrilleros urbanos de tendencia nihilista, fueron salvajemente torturados y la policía tenía que alterar sus fotos con photoshop para esconderlo.
Después del escándalo dieron las fotos reales y algunas aun peores, diciendo que fueron heridos durante su detención... Pero, los 4 compas nunca dijeron que reparten dinero o cosas, han dicho abiertamente que querían el dinero para sostener su clandestinidad.
Lo del aumento de los atracos tiene que ver con atracos a casas, gente por la calle etc., que no tiene que ver con el movimiento, sino con el canibalismo social que sufrimos. Nadie puede llamar revuelta lo que paso con las empresas agrícolas que regalaron comida como protesta contra el ministerio.
Lo del yogur, no lo conozco, aunque es verdad que empresas europeas han comprado una grande fabrica semicooperativa de lecheros.
La idea central del articulo tiene razón. Hay muchas noticias de Grecia que nunca salen en el exterior. Las buenas tienen que ver con el movimiento y la resistencia del pueblo (por ejemplo la destrucción de una mina de oro en Halkidiki, que fue quemada hace 4 días y ahora la policía pide el ADN de todos los habitantes para inculpar gente, amenazándoles) y las malas noticias tienen que ver con la miseria existente, como por ejemplo con los suicidios casi diarios....
Salud y ánimo.
Kostas"
Y por favor, dejad de colar textos publicados en periódicos de sectas en meneame, que hace daño a los ojos, y contribuis a que sigan captando adeptos que acaban siendo utilizados para vender el "De verdad" por la calle, un periódico que abiertamente pide el voto para Rosa OBAMA Díez (lo de Obama es suyo, sí)
#2 Te dejas esta parte "el abogado Sánchez Almeida cree que es muy ilustrativo en este sentido el libro de reciente publicación Tecnopolítica, Internet y REvoluciones, donde por parte del hacktivista Axebra se comenta que desde la primera acampada en Madrid, lo primero que hizo el movimiento 15M fue replicar en otras ciudades la “misma herramienta acampada”, con adaptaciones al “sistema operativo local” que estuviera instalado en cada ciudad. #1 primero, en lo que es la gestación del impacto de la acampada originaria en las redes y su extensión, fue clave que se volcaran los hacktivistas en ello, y después, la experiencia de activismo "codigo abierto" (replicable, modificable y creativo) no es que la aportaran al 15M sólo los hacktivistas, pero curiosamente coincide con los principios de la ética Hacker.
#2 Desde luego más que no hacer nada, mirate el ejemplo de Quebec, donde el movimiento estudiantil ha conseguido parar la subida de tasas, o repasate la historia y vuelve al 88, donde los profesores de este estado mantuvieron un pulso con el gobierno que revertió en una mejora notable de la enseñanza pública. La profe, luchando, también está educando.
#2 que sociedad más enferma defiendes tu, que pones por delante los derechos de las empresas (en este caso, sangrante entidad financiera) que los de las personas. Resulta que los bankeros tienen todo el derecho del mundo a especular con la vivienda, pero las personas (mirate el artículo 47 de la constitución) aún teniendo reconocido ese derecho por encima del especulativo, tienen que dormir en la calle. Haztelo mirar, porque tienes un cancer en tu cabeza y se llama egoísmo