#14 en uno de los artículos que reseño como aede:
« Nuestro temor es que no todas las posibles víctimas hayan tenido el valor de hacerlo público»
«Como exalumnos y aun siendo muy pequeños, éramos conscientes de que aquella situación no era muy normal y no sabíamos cómo actuar debido a nuestra inocencia»
Bastante sangrante en una época en la que se supone que este país ya había salido de la "grisura" de aquellos años en los que el maestro, el cura y el médico eran seres cuasi omnipotentes
Pregunta para alguien con conocimiento del tema: ¿ cuanto cuesta el tratamiento farmacológico para TDAH y cuanto cuestan las sesiones con psicopedagog@ para poder reconducir hábitos si es posible?
#1 Eran otros tiempos, otros baremos. Pero lo de abusar de niños no se yo si lo hubieran debido tolerar los padres, los alumnos y el resto del clero que allí faunaba.
Es todo envidia, saben perfectamente que a Jesucristo le gustan mas las tetas de la Maestre que las aburridas y trasnochadas letanías corales de sus acólit@s.
#3 por dios! Que compromiso con la empresa!, que diligencia con sus responsabilidades! Que amor al arte y al trabajo!
Y a usté ya le vale!, que poca solidaridad con sus compañer@s!
Cuando estuve presentando el libro La belleza desarmada en Brasil, me acompañaba un juez que me contó que hacía unos años tuvo que juzgar a una persona por un delito, la condenó y, cuando le comunicó la sentencia, esta le dijo: «Mire, señor juez, yo no estoy preparado para ir a la cárcel». Y le dijo: «Lo siento, nadie está preparado para ir a la cárcel. Usted ha cometido un delito y si no presenta recurso tiene que ir a la cárcel». A lo que respondió él: «No niego el delito ni discuto la pena, pero tengo tal lío en mi familia que, si no arreglo algunas cosas antes de entrar en la cárcel, será todavía peor. Si usted me concede diez días, podré arreglar algunas cosas en mi familia y después cumpliré la condena». El juez se quedó asombrado y le dijo: «Viendo la sinceridad de su posición, le concedo treinta días». Al cumplirse los treinta días el condenado se presentó ante el juez. El juez estaba tan asombrado que, en vez de mandarle a la policía para que lo esposaran y lo llevaran a la cárcel, le dio la dirección de la cárcel para que él fuera con sus propios medios a cumplir la condena. Podemos pensar que este modo de actuar es ingenuo, pero, de hecho, en Brasil hay un sistema de cárceles donde no hay policías. No podemos pensar que esto es ingenuo: estas cárceles han bajado el porcentaje de reincidencia del 80%, que se da en las cárceles normales, al 15%, y todo por el hecho de desafiar el corazón del hombre, como ha hecho este juez. Esto nadie se lo cree, pero los datos están ahí.
#2 De acuerdo con lo del ritmo, pero muy masticadito que hasta lo puede entender espe y cualquiera con un mínimo de interés. Y a quienes defendemos el supuesto irreal de la conspiranoia de la tiranía cripto-cleptocrática nos hace un gran favor al argumentar coherentemente y con perspectiva historica como los amos del dinero pretenden esclavizar al resto de la humanidad en todos los aspectos de la vida.
Totalmente recomendable.