Como la casi mayoría de visitantes que provienen de la UE, solo tenía que solicitar una Autorización de Viaje Electrónica (AVE) para poder entrar en Canadá. Para obtener dicho documento basta con ir a la web del gobierno canadiense, responder algunas preguntas y pagar la módica suma de 7 dolares. El asunto se liquida en pocos minutos.
Pero existen una multitud de webs privadas, con diseño similar a la oficial que también proponen esas autorizaciones a precios mucho más elevados. Carles Puigdemont usó uno de esos sitios que cobra 93 dolares en lugar de 7 y que pertenece a una empresa catalana llamada Electronic Travel Service. Lo peor es que estas empresas además de cara gestiona mal los permisos. En la red se pueden leer muchas quejas de otros viajeros.
Tras recibir la petición las autoridades canadiense concedieron inicialmente el permiso pero tanto el 29 de marzo como el 1 de abril, los funcionarios canadiense solicitaron por medio de la empresa catalana que había gestionado el permiso información adicional, anunciándole que mientras tanto el permiso se suspendia.
Carles Puigdemont jamás recibió esos dos correos. Lo que sí le remitió la empresa que le gestionó el permiso fue una tercera carta donde se le decía que su permiso había sido revocado (en realidad el permiso solo había sido suspendido). Puigdemont pensó que ese correo venía del gobierno canadiense pero en realidad venía de la empresa catalana que le había gestionado el permiso de forma tan poco profesional.
Como la casi mayoría de visitantes que provienen de la UE, solo tenía que solicitar una Autorización de Viaje Electrónica (AVE) para poder entrar en Canadá. Para obtener dicho documento basta con ir a la web del gobierno canadiense, responder algunas preguntas y pagar la módica suma de 7 dolares. El asunto se liquida en pocos minutos.
Pero existen una multitud de webs privadas, con diseño similar a la oficial que también proponen esas autorizaciones a precios mucho más elevados. Carles Puigdemont usó uno de esos sitios que cobra 93 dolares en lugar de 7 y que pertenece a una empresa catalana llamada Electronic Travel Service. Lo peor es que estas empresas además de cara gestiona mal los permisos. En la red se pueden leer muchas quejas de otros viajeros.
Tras recibir la petición las autoridades canadiense concedieron inicialmente el permiso pero tanto el 29 de marzo como el 1 de abril, los funcionarios canadiense solicitaron por medio de la empresa catalana que había gestionado el permiso información adicional, anunciándole que mientras tanto el permiso se suspendia.
Carles Puigdemont jamás recibió esos dos correos. Lo que sí le remitió la empresa que le gestionó el permiso fue una tercera carta donde se le decía que su permiso había sido revocado (en realidad el permiso solo había sido suspendido). Puigdemont pensó que ese correo venía del gobierno canadiense pero en realidad venía de la empresa catalana que le había gestionado el permiso de forma tan poco profesional.