#26 nosotros no la hicimos pública, como el articulo explica fue algo prematuro por el envio de la nota de la brújula verde a Menéame por un usuario,la web aún se encuentra en construcción y se invitó a algunos usuarios que hagan uso de ella para probar el funcionamiento correcto del sistema, y como tambien se explica en el artículo, el código será publicado una vez que se termine todas las modificaciones y arreglos.
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Estaba escrito que ganaría, postula la película. Sí, estaba escrito, pero no en el destino sino en un disco duro repleto de fórmulas dramáticas para películas que no tienen pierde. Que los malos sean perversos torturadores como en “Expreso de medianoche”; que la miseria luzca con el look fotogénico de “Ciudad de Dios”; que los “buenos” –sobre todo el protagonista- sean tan inmaculados y transparentes como “Forrest Gump”; que el final desemboque en una coreografía bollywoodense de redención colectiva. Demasiadas fórmulas al uso, demasiado esquematismo, demasiadas piruetas para pretender realismo y, menos, denuncia social.
Alternativa B: Respuesta incorrecta. La pornografía requiere una mirada fija, quieta, atenta, focalizada. Tan precisa como la mirada quirúrgica. El registro fílmico de la pornografía puede ser desaliñado y pobretón pero supone concentración en lo que muestra. “Quisiera ser millonario” nunca sostiene la mirada. Las imágenes se suceden como en un parpadeo de coquetería constante.
Más que “pornografía de la miseria”, “Quisiera ser millonario” es un extenso vídeoclip sobre la calamidad de ser pobre y el milagro de dejar de serlo por la astucia de un guionista avezado y un realizador de técnica impecable que filma, con ritmo espasmódico, encuadres breves, planos nerviosos, reencuadre constantes y ángulos cenitales que ofrecen el punto de vista del pájaro que vuela sobre Bombay. Un pájaro turista que picotea sobre ese gran botadero urbano donde sólo hay masas que se mueven para mendigar dinero o el autógrafo de una estrella de Bollywood. Pero donde también está el diamante escondido que es Jamal, tan cándido y romántico, tan irreal y puro, tan predestinado a la beatitud y al éxito que sólo encuentra parangón en el personaje de Peter Sellers en “Desde el jardín”, que llega a la Casa Blanca a fuerza de proclamar lugares comunes. Nadie prevalece contra él, ni los gangsters de opereta, ni los policías corruptos, ni los tramposos de… » ver todo el comentario