Los jóvenes son cada vez menos, y los mayores son cada vez más. Si alguien piensa que las masas de viejos pueden ordeñar indefinidamente a las cada vez más menguantes masas de jóvenes... pues en fin, de ilusión también se vive. Llegará un momento en el que sistema reventará y será matemáticamente imposible, por mucho inmigrante que se intente añadir al sistema para solucionar el asunto. Importamos inmigrantes de baja cualificación que por lo general optan a trabajos poco remunerados y por tanto pagan menos impuestos, y exportamos gente joven de más cualificación que en el extranjero cobrará más que aquí. Es decir, aunque intentemos rejuvenecer el país con sangre externa, en realidad lo estamos empobreciendo económicamente. Sobre todo porque muchos inmigrantes mandan remesas a sus países de origen, donde tienen a su familia porque allí se vive más barato con el dinero de aquí que les envían. Mientras tanto, los jóvenes de aquí que se marchan al extranjero suelen tener menos ataduras familiares, no tienen mujer e hijos a los que dejan a atrás y a los que mandan dinero, por lo que esa pasta no llega aquí.
No sé, son las cosas normales que cualquiera con un par de dedos de frente se para a pensar. Pero tal vez dos dedos de frente sea mucho pedir en estos tiempos en los que la gente cree en los mundos de Yupi y los unicornios.
No sé, son las cosas normales que cualquiera con un par de dedos de frente se para a pensar. Pero tal vez dos dedos de frente sea mucho pedir en estos tiempos en los que la gente cree en los mundos de Yupi y los unicornios.