#4 Básicamente la consultora te manda un junior, al que paga como junior, pero a ti (empresa de defensa pública) te lo cobra a precio senior. Y tú lo pagas porque total, en realidad no es tu dinero, sino el del erario público.
#4 La ciencia española lo tiene muy difícil para competir, por este tipo de cosas, y por otras (véase el nepotismo en la universidad, aunque ese igual se acaba de golpe y porrazo con la jubilación boomer). Con todo y con eso, hay gente muy buena. Pero los que se quedan aquí lo hacen a pesar de las condiciones, no gracias a ellas.
#2 El ministerio pone la pasta vía convocatoria, y las universidades contratan usando ese dinero (va del ministerio a la universidad, y esta contrata). Este tipo de contratos suelen tener una duración media de 2-5 años, y muchos de ellos no consolidan en nada (esto es, cuando se acaban, out). Seguramente estos investigadores confiaron en alguna promesa vacía sobre futuros planes de consolidación que luego (para sorpresa de nadie) no han sido ciertos. Pasa mucho por estos lares (por España, quiero decir).
Hombre, el dato es un poco capcioso, porque las viviendas turísticas tienen alta rotación, y los alquileres habitacionales no. Y no lo digo por defender la vivienda turística.
Dicho mal y pronto: hay que dejarse de tanta gilipollez y volver al concepto fundamental de la izquierda, la lucha contra la acumulación de capital por parte de unos pocos (con la consiguiente subyugación del pueblo a través del dominio económico).
#2 Estados Unidos sigue siendo la primera potencia científica mundial, aunque China ha cogido mucho impulso recientemente. Y la UE no se queda corta tampoco.
#1 En realidad no están errados en el quién. Las élites globalistas controlan el mundo, y están modificando el clima de forma artificial, emitiendo millones de toneladas de gases de efecto invernadero, más concretamente.
Lo que es absurdo es que tengan ese discurso, y luego jaleen al sionismo, su economía de destrucción y sus prácticas genocidas.
El problema tiene un calado demasiado profundo para solventarlo con una comisión formada por un puñado de investigadores. No sabrían ni por donde empezar.