#29 Yo no pongo en duda que a los jóvenes les cueste concentrarse, pero es que tampoco tengo constancia de ninguna generación anterior que devorase libros y se tragase las películas sin pestañear. Mi abuelo leía el periódico, veía la televisión, y poco más; mi abuela de vez en cuando le echaba un vistazo a la Biblia o a algún libro de rezos, y ya; a mi madre le dio durante una época por leer antes de acostarse, pero después lo dejó y ya lleva mucho tiempo sin leer nada; a mi padre puede que una vez al año le dé por leer algo, pero no más; de mis amigos menos de la mitad leen libros, y hay alguno que el último que ha completado lo terminó en el instituto.
Me pongo a pensar en el tema y no encuentro demasiada diferencia con los nuevos jóvenes, por mucho que ahora les vayan los TikToks. La gran mayoría no va a tocar un libro en su vida adulta, pero eso ya pasaba antes. Decimos mucho lo de que no tienen capacidad de atención, pero después hay chavales que llevan miles de horas al Fortnite, al FIFA y al Call of Duty, y en un videojuego lo llevas claro si andas mirando al móvil todo el rato. Los aprendices de YouTubers se tienen que comer horas y horas de edición de vídeo y grabación para ver si lo petan y pueden por fin pagar a un editor.
Cuando yo terminé el instituto la red social de moda era Tuenti. Un día un colega y yo empezamos a mirar perfiles de tíos y tías que había estudiado con nosotros. En los perfiles de Tuenti podías poner libros, películas y series que te interesaban. Había un montón de ellos que presumían de no leer desde que no los obligan o de que les aburría leer. De aquella no había millones de smartphones y Facebook aun no había entrado bien en España.
Me pongo a pensar en el tema y no encuentro demasiada diferencia con los nuevos jóvenes, por mucho que ahora les vayan los TikToks. La gran mayoría no va a tocar un libro en su vida adulta, pero eso ya pasaba antes. Decimos mucho lo de que no tienen capacidad de atención, pero después hay chavales que llevan miles de horas al Fortnite, al FIFA y al Call of Duty, y en un videojuego lo llevas claro si andas mirando al móvil todo el rato. Los aprendices de YouTubers se tienen que comer horas y horas de edición de vídeo y grabación para ver si lo petan y pueden por fin pagar a un editor.
Cuando yo terminé el instituto la red social de moda era Tuenti. Un día un colega y yo empezamos a mirar perfiles de tíos y tías que había estudiado con nosotros. En los perfiles de Tuenti podías poner libros, películas y series que te interesaban. Había un montón de ellos que presumían de no leer desde que no los obligan o de que les aburría leer. De aquella no había millones de smartphones y Facebook aun no había entrado bien en España.