Mirad, me dáis asco. Vosotros y vuestra forma simplificada de ver el mundo. No creo en nada, pero respeto a los creyentes y cosas como ésta, la manifestación, ME SOBRAN MUCHÍSIMO. Es un contrasentido, es un gilipollez. Como la República, como los toros y como mil cosas más. Os centráis en las ramas y no veis el bosque, INEPTOS.
Por cosas como ésta la profesión periodística es tan odiada por vosotros, necios.
Me tenéis harto, listillos arrogantes.
Escribo palabras que han escrito millones de personas para describir sus millones de sensaciones en la vida. Tristeza, vanidad, orgullo. Todo igual. Un calco de sentimientos generación tras generación. Cientos de miles se dan cuenta de la inutilidad, aunque sólo son unos miles los que reconocen también su futilidad. El vacío de unas palabras que no van a ninguna parte, con intención pero sin cometido. Llantos al vacío que nadie oira.
Y usted podrá pensar: Oiga, ¿y cómo es que merece la pena vivir si al fin y al cabo todos nacemos y morimos? Y yo le maldigo a usted, necio, por no ser capaz de apreciar el hermoso abanico de oportunidades que le ofrece la vida. En esta vida preciosa le esperan un sinfín de experiencias que le harán poseedor de la suficiente inteligencia como para poder valorar cada preciso segundo de este hermoso mundo que usted y yo habitamos. Patán.
Luego todos vosotros sois los que creéis tener la verdad absoluta de todos los temas de Menéame...Miráos, ahí, llenos de espuma, hablando mierdas que nadie entiende, que alguien os enseñó y que nadie estudiará en 10 años.
Qué fácil es decir que todo se hace para hacer caja. Date un respiro amigo, que se trata de una guerra bastante seria y tampoco es que Berlín base su economía en el recuerdo del conflicto.