#18 ¿Recursos? Te contesto con un ejemplo: una clase de 3° de ESO, 27 alumnos y alumnas, en un barrio que, para abreviar, llamaré "normal". 1 en un centro de menores por problemas de su familia, 2 con diagnóstico TEA, 3 con déficit de atención e hiperactividad, 2 con dislexia, 1 supuesto superdotado, 2 yendo al psicólogo por depresión y 1 por ansiedad. Es un ejemplo real y nada excepcional, sobre todo después del COVID.
Pues bien, en ese mismo grupo, un alumno intenta suicidarse. Desde la cama del hospital se graba y lo transmite, alardeando de lo que ha hecho. Sus dos amigas se graban y transmiten en redes sociales, diciendo que también lo van a hacer.
Se abren 3 protocolos de suicidio. Ese alumnado no puede estar solo en ningún momento. ¿Quién se ocupa de ser su sombra cuando van al baño? Un alumno autorizado por la familia (jamás daría permiso para que mi hijo tuviera esa responsabilidad). ¿Y en los cambios de clase? El profesor, que no puede irse a otra aula hasta que llegue un compañero (quien no puede salir de su aula hasta que llegue otro, si está en una clase con otro protocolo abierto).
¿Manda la administración a alguien de apoyo? Por supuesto que no.
¿Alguien controla a esos niños fuera del horario escolar? A parecer, no: por la tarde están en el parque, sin vigilancia.
En fin... quiza todo el mundo pueda hacer más, pero quizá los medios podrían ser proporcionales a lo que un asunto nos inquiete.
Hace algo más de un año, conseguimos recorrer ese barrio (se llama Manshiyat Naser) en un coche con conductor que alquilamos para todo el día. No quería llevarnos, pero al final accedió. Fue una experiencia absolutamente impactante.
Llegamos hasta la enorme iglesia de San Simón, excavada en la roca, justo cuando salían de misa con sus mejores galas: resultaba difícil creer que esas personas tan peripuestas vieran en un lugar así.
Comparado con el barrio de la basura, el de los muertos (el cementerio en el que viven miles de familias) parecía hasta "normal".
Trabajé con Laura durante años: es una mujer solidaria como pocas, que ha viajado como voluntaria a Lesbos, a Mosul, a Ucrania; y, pudiendo trabajar en un cole "normal", lo hace con niñas y niños ingresados en un hospital. Es un horror que haya tenido que salir de su casa con chaleco antibalas y escoltada por la guardia civil; que uno de sus perros (entrenado para ayudar a ancianos y menores con problemas) haya sido asesinado de un modo tan vil; y el resto de sus canes estén en un hotel, en vez de corriendo libremente por su terreno. Espero que el culpable no se vaya de rositas, y que ella pueda volver pronto a su hogar
Pues bien, en ese mismo grupo, un alumno intenta suicidarse. Desde la cama del hospital se graba y lo transmite, alardeando de lo que ha hecho. Sus dos amigas se graban y transmiten en redes sociales, diciendo que también lo van a hacer.
Se abren 3 protocolos de suicidio. Ese alumnado no puede estar solo en ningún momento. ¿Quién se ocupa de ser su sombra cuando van al baño? Un alumno autorizado por la familia (jamás daría permiso para que mi hijo tuviera esa responsabilidad). ¿Y en los cambios de clase? El profesor, que no puede irse a otra aula hasta que llegue un compañero (quien no puede salir de su aula hasta que llegue otro, si está en una clase con otro protocolo abierto).
¿Manda la administración a alguien de apoyo? Por supuesto que no.
¿Alguien controla a esos niños fuera del horario escolar? A parecer, no: por la tarde están en el parque, sin vigilancia.
En fin... quiza todo el mundo pueda hacer más, pero quizá los medios podrían ser proporcionales a lo que un asunto nos inquiete.