@Waskachu Las pupilas de Javier se dilataron ante la visión de tan enormes pechos, que se mantenían firmes, marcados a través del latex. Hacía tiempo que no veía frente a él bondades femenias de tal calibre, comenzó a sudar. Javier levantó la mirada temeroso y distinguió un rostro familiar. Era Dolores de Cospedal, que enfundada en su traje de latex se preparaba para salir junto a un grupo de moteros de aspecto fiero. Javier los observó incrédulo, al distinguir muchas caras conocidas entre ellos. Uno de los moteros, de grandes barbas, atabiado con una chupa de cuero claveteada, y armado con un machete mellado se acercó a Javier. De su cuello asomaba un tatuaje donde podía leerse "Nasío pa Robá". Javier lo reconoció al instante y quedó petrificado, era M. Rajoy, uno de los criminales más buscados, que había aprovechado la pandemia para reorganizar su vieja banda de ladrones y asesinos. Javier dio un paso atrás pero los ojos de Rajoy se clavaron sobre él y quedó paralizado. Rajoy se acerco y sin mediar palabra le asestó un golpe que dio con Javier en el frio suelo. Mientras Javier trataba de recuperarse del golpe Rajoy se acerco a él y con sonrisa oscura... (Continúala)
Pasada la gran Pandemia y levantado el estado de excepción, la gente salía de sus casas frotándose los ojos, estaban pálidos y con ojeras pronunciadas. Todos deseaban volver a recuperar su vida anterior pero todo había cambiado. Javier paseaba confuso por las calles tratando de recordar cual era su rutina antes de la pandemia. A su alrededor la gente deambulaba desorientada, con pasos torpes y pesados. Pero sus secuelas eran más evidentes a la hora de relacionarse con los demás. Los hombres ya no sabían como hablar con las mujeres, los niños no recordaban como jugar en los parques, y en general a todos les costaba volver a la fría realidad despues de un largo periodo encerrados en su zona de confort, relacionandose desde la seguridad de una pantalla. Al cruzar la calle Javier rozó su mano con la de un desconocido, hacía demasiado tiempo que no sentía el tacto y el calor de otra persona. Sus ojos se cruzaron por un instante, pero ninguno dijo una palabra. Javier seguía con la mirada al desconocido que se alejaba con pasos torpes, cuando al girarse descubrió ante él... (Continúa la historia)
Pasada la gran Pandemia y levantado el estado de excepción, la gente salía de sus casas frotándose los ojos, estaban pálidos y con ojeras pronunciadas. Todos deseaban volver a recuperar su vida anterior pero todo había cambiado. Javier paseaba confuso por las calles tratando de recordar cual era su rutina antes de la pandemia. A su alrededor la gente deambulaba desorientada, con pasos torpes y pesados. Pero sus secuelas eran más evidentes a la hora de relacionarse con los demás. Los hombres ya no sabían como hablar con las mujeres, los niños no recordaban como jugar en los parques, y en general a todos les costaba volver a la fría realidad despues de un largo periodo encerrados en su zona de confort, relacionandose desde la seguridad de una pantalla. Al cruzar la calle Javier rozó su mano con la de un desconocido, hacía demasiado tiempo que no sentía el tacto y el calor de otra persona. Sus ojos se cruzaron por un instante, pero ninguno dijo una palabra. Javier seguía con la mirada al desconocido que se alejaba con pasos torpes, cuando al girarse descubrió ante él... (Continúa la historia)