En sitios pequeños como esa provincia la mafia lo controla todo. Por acción o por omisión. La gente válida ha emigrado hace mucho. Solo quedan los mediocres y los enchufados. A veces, las dos personalidades se solapan. La Fundación San Rosendo que dirigía este señor la creó porque en el obispado le dijeron que Cáritas no estaba para lo que él estaba montando. Decenas de residencias de años por todo el rural, hoteles balneario de lujo (la mayoría construídos al lado del río o en lugares en los que cualquier otro paisano estaría en la cárcel por falta de permisos) que son un resorte más para el poder local. Los propios alcaldes realizan la selección de personal y, muchos trabajadores, encadenan meses de contratos alternados con meses de paro para "repartir" más la incidencia. En la provincia de Ourense debe ser la tercera empresa en número de personal. Junto con la Diputación, permite que la mafia local se eternice en el poder. En ayuntamientos de 1000 habitantes, una residencia que ofrezca 20 o 30 puestos de trabajo permite controlar los votos de 20 o 30 familias en las elecciones locales.
Este fulano logró ser condenado porque apareció un heredero de la anciana, un sobrino que residí en Barcelona, con mucho tiempo libre y ajeno a los resortes de poder y de presiones que habría sufrido de vivir en esta provincia. En su momento, algunos vivimos la vergüenza ajena de observar la convocatoria de manifestaciones de apoyo a un condenado por robo, convocadas por gran parte de las instituciones civiles o políticas. Desde asociaciones de empresarios hasta ayuntamientos. Lograron que varios médicos hicieran informes forenses para intentar que no entrara en la cárcel, aludiendo a incapacidad de andar, minusvalías varias, enfermedades que se agravarían en la cárcel..., al mismo tiempo que algún medio (creo que el Faro de Vigo y/o el País fueron los únicos con valor) publicaba fotos suyas paseando tranquilamente por la calle. Las fotos del mismo fulano jugando en… » ver todo el comentario