Sé que no viene al cuento, pero después de leer menéame y otros periódicos durante este tiempo de cuarentena, sé que voy a salir de ella más jodido. Supongo que con el ajetreo del día a día, el pasar del tiempo y la vida diaria, como que el mundo como ente hostil pasa más desapercibido.
Pero tras leer múltiples noticias donde los derechos humanos son ignorados y que eso pasa a la puerta de mi casa, me siento como más jodido, como más débil. Que todos sabemos que este mundo es una mierda, pero... no sé... a lo largo de este tiempo de bombardeo de información como receptor pasivo, me cuesta entender como somos unos seres tan miserables. (Ojo, yo ni soy mejor, ni peor mierda que otros.)
Supongo que me deja un sabor agridulce y una mirada triste tanta mediocridad.
[todo esto no lo digo ni por los comentarios de la gente, ni por nada. Sólo es el mundo. Que me jode.]
Seamos sinceros. Por un lado tiene razón, pero por otro nos toca un poco la fibra.
En modo parábola, esto sería algo tal que así :
"Hermano, te recogí sin pedir nada a cambio. Te ofrezco mi hospitalidad, pero te doy lo que tengo. Te ofrezco mi pan y mis uvas, pero no tengo cordero lechal, ni aves refinadas que el vecino Canadá te puede dar. Siento tristeza y frustración, pero mi casa es pobre, ya lo ves, no puedo darte más. Tus críticas son ciertas pero no me ayudan a mejorar. Actúo de buena fe, entiendo tus quejas, yo también sufro sus penurias, pero agradece lo que te doy, porque el que da lo que tiene, no está obligado a dar más. "