Este gran empresario era un CAPITALISTA de tomo y lomo en el mejor de los sentidos: Presumía de jugar a golf con pelotas de segunda mano y de no necesitar vinos caros "El mío lo compro por cinco o diez euros. Más no pago." En su estilo de vida y en su empresa primaban los principios del ahorro y la auteridad, el trabajo y los trabajadores, y una inversión inteligente de las ganancias.
Al contrario que otras empresas poco capitalistas que prosperan al amparo de los políticos y sus privilegios, este hombre construyó un emporio a base de trabajo, obsesión por el ahorro y talento a la hora de invertir el dinero. Trabajo, ahorro e inversión, para crear productos de bajo coste pero de gran valor añadido, que han supuesto un gran beneficio para la sociedad: niños felices que construían sus propias fantasías con muñequitos sin nombre, comprados por sus padres a un precio asequible.
Su visión para la inversión y control de gastos no se limitaban a aspectos técnicos, o la consolidación de una cultura de empresa basada en la austeridad, si no también en su reticencia a la hora de externalizar o deshacerse de empleados. Para el los empleados motivados y su talento eran un activo demasiado valioso como para desinvertir en ellos. Es ahí donde el fruto de esa misma austeridad revertía en forma de lealtad del empleador con sus empleados, que no eran ni mucho menos figuritas playmobil reemplazables.
http://www.finanzas.com/xl-semanal/magazine/20120101/magazine-primer-plano-horst-2239.html
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el año pasado estuve por Galicia unos días con mi novia. El cabo de Ortegal es una pasada, yo me iba a vivir allí del tirón si no fuera por el clima, porque además, la cerveza está tremenda!