Yo lo veo así, lo voy a explicar con una metáfora:
vivo en una ciudad muy turística, y constantemente me paran por la calle preguntando direcciones, bien de monumentos o de otras cosas. Supongamos que una pareja de alemanes me paran y me preguntan por un buen restaurante para cenar, y yo les recomiendo uno cercano con buena cocina tradicional. Ellos se marchan encantados y les veo entrar en dicho restaurante, que está cruzando la calle. Cual es mi sorpresa cuando el dueño del restaurante sale a mi encuentro a reclamarme un pago (modesto, pero un pago) por haber dirigido a los alemanes a su restaurante, hablándome de lo caro que resulta mantener un negocio, y que si no fuera por él, yo no tendría donde decirle a la gente que puede ir a comer.
El boicot a AEDE existe porque los editores son un ejemplo pluscuamperfecto de la sinvergonzonería que campa por este país.
vivo en una ciudad muy turística, y constantemente me paran por la calle preguntando direcciones, bien de monumentos o de otras cosas. Supongamos que una pareja de alemanes me paran y me preguntan por un buen restaurante para cenar, y yo les recomiendo uno cercano con buena cocina tradicional. Ellos se marchan encantados y les veo entrar en dicho restaurante, que está cruzando la calle. Cual es mi sorpresa cuando el dueño del restaurante sale a mi encuentro a reclamarme un pago (modesto, pero un pago) por haber dirigido a los alemanes a su restaurante, hablándome de lo caro que resulta mantener un negocio, y que si no fuera por él, yo no tendría donde decirle a la gente que puede ir a comer.
El boicot a AEDE existe porque los editores son un ejemplo pluscuamperfecto de la sinvergonzonería que campa por este país.