También es el edificio más feo de Lugo, por eso lo inauguraron el 1 de Abril, día internacional de los bromistas. Dicho esto, me parece muy bien el proyecto.
En estos años he pasado por centros que lo prohíben totalmente (también los ordenadores en el día a día), centros que permiten el ordenador constantemente (la mayoría, con los libros digitales) y centros que solo lo permiten en determinados momentos, a criterio del profesor (en realidad, acaba por ser siempre criterio del profesor).
- En los centros en donde se usa constantemente, me encuentro alumnos obsesionados con internet, las redes sociades y el like fácil. Aprovechan cualquier descuido para abrir Instagram o juegos que no requieren pensar. No obstante, en 1º de la ESO los hay que son capaces de editar el código de la web de la Xunta en la consola para modificar las notas y hacer luego una captura de pantalla que le envían a sus padres.
- En los centros donde se prohíbe en general, me encuentro con chicos con una capacidad de concentración mucho mayor, sin duda. Ahora bien, la mayor parte de ellos parecen señores de 70 años con el ordenador (caen en todo tipo de engaños, no saben la diferencia entre Google y el navegador, sudan para crear un usuario en una web cualquiera...).
- Los mejores centros para mí son aquellos que no optan por el libro digital, pero sí usan el ordenador asiduamente. El miniportátil y los móviles se quedan en las taquillas hasta que llega la hora de la actividad. En realidad, esta es una manera de suplir una carencia de los profesores. Los docentes pueden supervisar desde su ordenador los portátiles de los alumnos e incluso cerrarles ventanas o enviarles mensajes. Sin embargo, no saben o no quieren porque los equipos suelen estar en malas condiciones y a veces se pierde mucho tiempo entre que te conectas, no te conectas y tal. Eso, por no hablar de que de vez en cuando alguien sabotea los equipos y nunca se sabe quien es el culpable (falta un cable, hay un chicle en el enchufe, el proyector está torcido y no apunta, el sonido está desconfigurado...).
Y mientras tanto, a nuestros políticos les importamos tan poco que ni siquiera se molestan en apuntarnos con un arma a camino de la mesa de votación... qué vergüenza!