Disculpen, soy el autor en quien se basa el artículo de El País, pero no el de este (que no comparto en algunos aspectos).
1. Respecto a los ad hominems no creo que haya que decir mucho. Emplearlos es absurdo porque implícitamente indican que la historia se construye desde la ideología y pueden ser empleados contra cualquiera. ¿Acaso no se podrían utilizar también contra Roca Barea? Yo he preferido no hacerlo y en mis artículos solo analicé su obra.
2. En efecto no soy una gran autoridad en Historia Moderna, no soy García Cárcel ni nadie semejante (a los malos stalkers les informo que sí trabajo en cambio como historiador sobre la época moderna en el MUHBA y tengo publicaciones sobre el tema), pero lo que yo aporté en el texto original son pruebas fehacientes de distorsiones. Da igual entonces que yo sea un niño o un ignorante, porque esas pruebas son objetivas y pueden ser consultadas y comprobadas por cualquier persona. No son opinables. Opinable es la interpretación que se hace de los documentos, pero estos deben ser citados adecuadamente. De lo contrario se comete mala praxis. Y eso es lo que se denuncia.
3. Por muy secesionista que se me quiera pintar no rechazo la Leyenda Negra. Como veo que mis críticas no han sido leídas, indico que En la I parte de mi crítica, casi en el comienzo, afirmo que "Ahora bien, que la Leyenda Negra haya existido, y pienso que su existencia pasada no puede ser negada, no impide que también se haya cincelado una nueva leyenda en su nombre". Luego añado que "Roca Barea no logra demostrar la principal tesis del libro: la pervivencia de la Leyenda Negra en nuestros días. Está claro que hubo Leyenda Negra, y también que hay elementos suyos que permanecen en nuestros días, sobre todo en algunos fenómenos de la cultura popular o, asimismo, revividos por los nacionalismos periféricos (y probablemente rebrotarán más si España entra en conflictos diplomáticos con otros países). Como es lógico, los movimientos que… » ver todo el comentario
Buenas, yo soy nuevo por aquí (al menos es la primera vez que escribo) y es una lástima que haya tantas peleas por cosas que se podrían resolver mirando otros medios. La verdad es que Menéame es genial salvo por estas cosas.
En el País pone lo siguiente:
"A la altura del número 4 de la ronda de Toledo, les salió de un lateral el ciclista con la intención de cruzar la calle, según la versión policial."
Disculpen, soy el autor en quien se basa el artículo de El País, pero no el de este (que no comparto en algunos aspectos).
1. Respecto a los ad hominems no creo que haya que decir mucho. Emplearlos es absurdo porque implícitamente indican que la historia se construye desde la ideología y pueden ser empleados contra cualquiera. ¿Acaso no se podrían utilizar también contra Roca Barea? Yo he preferido no hacerlo y en mis artículos solo analicé su obra.
2. En efecto no soy una gran autoridad en Historia Moderna, no soy García Cárcel ni nadie semejante (a los malos stalkers les informo que sí trabajo en cambio como historiador sobre la época moderna en el MUHBA y tengo publicaciones sobre el tema), pero lo que yo aporté en el texto original son pruebas fehacientes de distorsiones. Da igual entonces que yo sea un niño o un ignorante, porque esas pruebas son objetivas y pueden ser consultadas y comprobadas por cualquier persona. No son opinables. Opinable es la interpretación que se hace de los documentos, pero estos deben ser citados adecuadamente. De lo contrario se comete mala praxis. Y eso es lo que se denuncia.
3. Por muy secesionista que se me quiera pintar no rechazo la Leyenda Negra. Como veo que mis críticas no han sido leídas, indico que En la I parte de mi crítica, casi en el comienzo, afirmo que "Ahora bien, que la Leyenda Negra haya existido, y pienso que su existencia pasada no puede ser negada, no impide que también se haya cincelado una nueva leyenda en su nombre". Luego añado que "Roca Barea no logra demostrar la principal tesis del libro: la pervivencia de la Leyenda Negra en nuestros días. Está claro que hubo Leyenda Negra, y también que hay elementos suyos que permanecen en nuestros días, sobre todo en algunos fenómenos de la cultura popular o, asimismo, revividos por los nacionalismos periféricos (y probablemente rebrotarán más si España entra en conflictos diplomáticos con otros países). Como es lógico, los movimientos que… » ver todo el comentario