Reducir espectativas es una ventaja para ser feliz, pero ojo, hay cosas que son irrenunciables, como la salud. La enfermedad da infelicidad sí o sí. El dinero no dá la felicidad, pero la precariedad crea necesidad y la inseguridad crea ansiedad.
Está muy bién pasar de cosas superfluas, pero si la nueva consigna es conformate con un sueldo de mierda, sin atención sanitaria, sin que tus inquietudes intelectuales se puedan valorar, y no desear un cierto grado de progreso, parece el nuevo catecismo de dejate joder y actúa como un esclavo sin sentimientos y no aspires a nada y así serás feliz, me parece peligroso.