La miopía política de esos votantes del PP, que todavía piensan que el sol gira alrededor de la tierra, va a lograr la aceleración del proceso independentista en Cataluña y el despertar de un nuevo proyecto soberanista en Euskadi.
La miopía política de esos votantes del PP, que todavía piensan que el sol gira alrededor de la tierra, va a lograr la aceleración del proceso independentista en Cataluña y el despertar de un nuevo proyecto soberanista en Euskadi.
Parte de la izquierda británica ha querido castigar a la UE ante su falta de solidaridad y democracia, ojalá frenemos esta deriva y la frenen también los británicos. Traduzco un fragmento de la misiva que enviaron ayer desde la New Economics Foundation, organismo británico de corte progresista que os animo a seguir:
Ahora más que nunca es momento de levantarse para reclamar la protección de los derechos de la clase trabajadora. Debemos redoblar esfuerzos para implantar medidas que protejan el medio ambiente. No podemos permitir que la campaña divisoria del referéndum ponga en peligro la tolerancia y aperturismo que ha caracterizado a nuestra nación.
Hoy los mercados caen, porque mañana continuará la fragmentación de la UE y el dinero huye de la incertidumbre. Nunca tocaré la música para el baile del capital, pero nubes negras se ciernen sobre el viejo continente y las bolsas son el hombre del tiempo. No importa que los pasos hacia el TTIP se vayan a acelerar ahora en U.K., que la consolidación de la City como paraíso fiscal esté más cerca que nunca, la radicalidad ideológica es un nuevo viejo problema que no gusta al capitalismo.
El norte ha aprovechado la unión para aumentar sus excedentes comerciales, estos son sistemáticamente devueltos al sur e forma de préstamo para que sigan consumiendo sus bienes de equipo. Para armonizar una zona monetaria común es necesario que como mínimo el 10% del PIB se use para paliar el aumento de la desigualdad entre regiones, en la eurozona se redistribuye únicamente el 2%.
Me atrevo a anticipar que los resultados serán parejos entre PP y UP, con un descenso que hoy casi no recogen las encuestas para el PSOE y la testimonialidad de Ciudadanos como cuarta fuerza política. Ante éste panorama un PSOE debilitado se verá en la disyuntiva de avalar por coalición un gobierno de izquierdas liderado por Pablo Iglesias Turrión o facilitar la continuidad de Mariano Rajoy Brey con su abstención en la investidura.
Juguemos a política ficción. En el caso de lo que hemos llamado un gobierno de izquierdas veo dos posibilidades:
PSOE y sus siglas quedarían atrapadas en el magnetismo del populismo de izquierdas del nuevo UP facilitando un gobierno estable en sacrificio del partido. Tras 4 años de gobierno surgiría un fenómeno similar al Frente Amplio uruguayo, por fín una unidad en la izquierda española que buscaría consolidar un gobierno de varias legislaturas.
La lucha de egos y siglas de entre la amalgama de partidos que formarían el ejecutivo harían imposible dicho gobierno. La maquinaria mediática de la derecha podría deslegitimizar sin dificultad unas debilitadas fuerzas de izquierda, para su indefinida fragmentación y travesía por el desierto.
Sigamos indagando, pero ahora en el hipotético caso de que el PSOE decidiera abstenerse “como gesto de responsabilidad política” ante la investidura de Mariano Rajoy Brey. Los “socialistas” pasarían a ser corresponsables políticos del ejecutivo, con el correspondiente desgaste. Se pondría además en entredicho la utilidad política del viejo partido de Iglesias. Entrarían en la pugna por un espacio que Ciudadanos ya ha demostrado que es más pequeño de lo que se pensaba: el centro político, y vería desdibujado su papel de contrapeso a la derecha española. España es una sociedad que sigue polarizada en un juego estético entre la izquierda y la derecha, el centro es un lugar circunstancial que algún partido ha reivindicado falsamente en el gobierno o la posición.
El centro real es la fraternidad entre las dos fuerzas nacidas de la revolución francesa, aquellas que abogaban por la igualdad a la izquierda de la cámara y las que lo hacían por la libertad, a la derecha. Me atrevo a vaticinar que el PSOE quiere ser la izquierda del consenso con la derecha. Sin embargo, ya casi nadie los identifica como izquierda, ese paso los posicionaría en la derecha y es que además es el momento de hacer un cordón sanitario a la derecha, no de fraternizar con ella.
Tras éste breve análisis queda claro que el PSOE está en una lucha desesperada por su supervivencia y que de ellos dependerá que el gobierno de los próximos cuatro años abogue por la libertad o por la igualdad, porque no es tiempo para fraternizar. Un acuerdo de éste calado traería consigo una sangría de votantes hacia UP, que se erigiría tras la elecciones en primera fuerza política del estado y por consiguiente, el fin del PSOE