entonces, Tumbadito, si un médico testigo de Jeová decide no ponerte una transfusión sanguinea y la diñas, te parece estupendo porque esta cumpliendo con sus creencias?
Me parece totalmente respetable que un cristiano no tome la píldora del día después, pero no que impida a alguien que lo haga. En este caso, si un farmaceútico cristiano objeta, no está respetando mi opción, que es tomarla.
#28 pues no te dicen que no te los venden, pero si que no tienen. en la calle alcala en madrid por el número 300 hay una que hace eso sistemáticamente.
lo pongo porque me gustó mucho, me llego el otro día vía mail
POR EL PLACER DE LA LECTURA (pásalo)
La SGA ataca de nuevo. Pásalo.
Escrito y firmado por Jose Luis Sampedro, escritor, filósofo y buena gente.
POR LA LECTURA
Cuando yo era un muchacho, en la España de 1931,vivía en Aranjuez un Maestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto de jubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunque no tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido, atendía su biblioteca circulante. Era suya porque la había creado él solo, con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos. Sus "clientes" éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes sólo cobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libro a la semana. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl May.
Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblo madrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos. Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque les servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el final, pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo.
Durante la espera, las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeaban y veces también ellas quedaban prendadas.
Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos: algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que una simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera otros mundos. Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran hospital de Valencia. La biblioteca de atención al… » ver todo el comentario
Madre mía vaya sarta de tontería en tan poco espacio.
Rodolfo, ahora di que no vas, que Eurovisión no está a tu altura!