Una buena reflexión de Aurelio Arteta sobre los tópicos políticos y sus efectos desastrosos en la sociedad española actual.
El texto del enlace es la introducción del libro "El saber del ciudadano. Las nociones capitales de la democracia", Alianza Editorial.
Aunque algunas de las conclusiones que saca el autor son rebatibles, me parece que el pasaje tiene el mérito de que estimula a pensar sobre la validez de algunos prejuicios que circulan impunemente y aceptamos sin objeciones.
#3 Nada de realidad alterna. La gente estaba deseando que acabara la guerra de una vez.
Lo que estaría bien y alguno se iba a sorprender de verdad, sería poner las fotografías de la entrada de los nacionales en Barcelona. Algo impresionante, creo que jamás se ha juntado tanta gente en las calles barcelonesas. Lo mismo en Bilbao o en Donostia, aunque éstas son más difíciles de encontrar. Para mi que las tienen en el PNV bajo siete llaves. La gente no se hace a la idea de lo que es sufrir una guerra como la que aquí hubo. En Barcelona los nacionales esperaban encontrar las cárceles llenas de falangistas o gentes de derechas y las encontraron repletas de anarquistas.
Aquello fue terrible para todos. Ahora parece que rebrotan los inconscientes que idealizan un pasado que poco tuvo de heroico y ejemplar y mucho de mísero y denigrante. Añoran épocas en las que se viviía una guerra civil cada 20 años como en el s XIX y principios del XX
#8 Totalmente de acuerdo. Es posible que este sea el principal problema y la causa de muchos otros.
Los ciudadanos no sólo tienen derechos sino también obligaciones para con los demás. Entre estas está la defensa de los valores democráticos: la defensa de la libertad, la igualdad de derechos y los valores fundamentales de la democracia. Esto implica luchar contra la tiranía y el fanatismo en todas sus formas.
Como dice #2 las democracias, tanto en USA como en Reino Unido, son más maduras y eficientes. Aunque tienen sus defectos, naturalmente. Pero no sólo el sistema, en mi opinión, las sociedades también lo son.
Los valores cívicos están más arraigados en la población. No sé como decirlo brevemente. Quizá son más ciudadanos.
La separación de poderes es más real y no meramente formal como aquí. Los mecanismos de control funcionan mejor y los sistemas electorales me gustan más que los que aquí tenemos.
En Reino Unido votas a un partido, sí, pero principalmente votas a TÚ DIPUTADO, que a la postre tiene que responder ante ti y no ante la dirección de su partido.
Londres, por ejemplo, se divide en distritos y se eligen cincuenta y tantos diputados creo recordar. En cada distrito, cada partido presenta su candidato. El elegido tiene que atender las demandas de los vecinos. Incluso tienen la obligación de reservar unas horas semanales para esta labor y no es algo raro que te reciban en su despacho del Parlamento.
Esto es sólo un ejemplo pero, sin ser un experto en el tema, en general me parece mejor sistema que el nuestro.
Como dicen por aquí, lo de dejar o no propina y en su caso el importe "adecuado" de la misma varía según los países. Naturalmente, depende también del servicio que recibas.
Yo suelo dejar +-5% en comidas o cenas normales. Si la ocasión es especial, alrededor de un 10%. En unos vinos o cañas la calderilla de la vuelta.
Bueno, el señor Arakawa también podría explicarnos por que cada año el primer ministro japonés hace una ofrenda a los militares responsables de genocidio y de millones de víctimas en China y Corea durante la II Guerra Mundial.
También podría explicarnos por que aún hoy, el gobierno japonés se niega a indemnizar a cientos de miles de mujeres coreanas (algunas todavía vivas)utilizadas como esclavas sexuales por el ejército japonés.
Los desmanes de los japoneses en Asia durante la II Guerra Mundial son comparables a los de los nazis en Europa.
¿Cuántas fosas no habrá en Asia de víctimas del imperialismo japonés?
Cuánta labor le queda por hacer al señor Toru Arakawa en desagravio a las víctimas del fanatismo japonés.
El texto del enlace es la introducción del libro "El saber del ciudadano. Las nociones capitales de la democracia", Alianza Editorial.
Aunque algunas de las conclusiones que saca el autor son rebatibles, me parece que el pasaje tiene el mérito de que estimula a pensar sobre la validez de algunos prejuicios que circulan impunemente y aceptamos sin objeciones.