- Ayer leí un libro buenísimo, decía algo así como que si no salgo dando malas noticias, la gente no asociará mi imagen con lo malo, y así, no me desgastaré -dijo el lacónico mandatario-.
- Eh... sí, señor, eso se llama "condicionamiento clásico", se da en primero de bachiller, todo el mundo lo sabe, no es algo nuevo. Lo descubrió un psicólogo ruso llamado Paulov hace bastante tiempo... -le respondió temeroso su asesor número uno.
- No, no, esto es algo nuevo, una supertécnica para que no me pase lo que al anterior mandatario, si yo no salgo en la tele ni en la prensa dando las malas noticias, mi imagen permanecerá impoluta, pensarán que los malos son los otros, y yo saldré de rositas y me querrán siempre...
- Que no, mi señor... Que todo el mundo sabe lo que es el "condicionamiento clásico"; se estudia en el instituto. Lo que va a pasar es que todo el mundo se va a dar cuenta de su "superestrategia" y van a pensar que usted los toma por idiotas, se van a sentir insultados, se van a pensar que usted los toma por ignorantes... y entonces se va a liar, porque lo que más le jode a la gente es que insulten su inteligencia, y usted los está insultando porque se está riendo a su cara con obviedades de niño pequeño... La gente no es tonta, mi señor, sabe más de lo que usted cree, y todo el mundo se está dando cuenta de que usted no dice malas noticias para que no lo asocien con lo malo... Déjese de chorradas por favor, que nos va a hundir....
- No tienes ni idea. Es más, quedas despedido; no no, mejor le voy a decir a mi asesor número dos que te despida, así no te habré despedido yo, y tendrás una buena imagen de mí. Ves como funciona -Concluyó emocionado el gobernador-. Y dicho esto se retiró contento a su despacho, sorprendido por su gran perspicacia y por su enorme conocimiento de la naturaleza humana...