Soy de Medina de Rioseco, el pueblo donde residían estas carmelitas. La priora que escribe esta carta renunció a cualquier ayuda para la restauración del convento, a la construcción de un nuevo edificio en el recinto y a cualquier solución ofrecida por el pueblo, y se embarcó en una hipoteca de 5 millones de euros, ¡5 millones!, de un edificio en pleno centro de Valladolid, esperando sacar grandes beneficios por el otro.
Jugó a especular y le salió mal.
Por si fuera poco, rompió todo vínculo con el pueblo. A mi familia, amiga de algunas de las madres de toda la vida, la priora ni siquiera le permitió despedirse de ellas. Siempre se ponía ella al teléfono y nunca contestaron a nuestras cartas. La historia, desde luego, no es tan sencilla como la cuenta.
Jugó a especular y le salió mal.
Por si fuera poco, rompió todo vínculo con el pueblo. A mi familia, amiga de algunas de las madres de toda la vida, la priora ni siquiera le permitió despedirse de ellas. Siempre se ponía ella al teléfono y nunca contestaron a nuestras cartas. La historia, desde luego, no es tan sencilla como la cuenta.