Cuando era un joven inexperto, una chica me apretó el culo y me sentí violentado. Cuarenta años después, un apretón en el hombro que recibo de una compañera de trabajo es lo más cercano a la felicidad que siento.
No recuerdo que hayan puesto pantallas cuando se ha premiado a un científico o a una científica, o a representantes de algún ámbito cultural. Pan y circo para todos y todas.