#1 Pues es lo que se ha decidido democráticamente. Cada uno ha votado y decidido, en el porcentaje que le toca, a quién le la pasta que se reparte en Europa.
Se están haciendo muchas cosas mal... y entre todos estamos dejando que sucedan...
Toda la razón tiene Errejón, pero... esta legislatura me temo que poco se va a poder hacer. Hay que asumir que la mayoría del parlamento es de derechas. Se podrían llegar a hacer algunas reformas que le cuadren a PNV y Junts, pero pocas medidas de calado de izquierdas. Ojalá me equivoque!
#140 O sea, que tengo que avalar yo, no tú que afirmas que tienes entendida otra cosa.
Pero no te preocupes, tengo avales de profesionales y experiencia personal:
- Una pediatra especializada en lactancia que evaluó a mi hijo porque tenía problemas con la lactancia. Identificó el frenillo como posible causa.
- La dentista pediátrica que lo evaluó a continuación y que, entre otras muchas cosas, opera frenillos de bebés que tienen problemas con la lactancia.
- Mi hijo, que a escasos segundos de que le cortaran el frenillo se enganchó bien al pecho por primera vez en su corta vida... y desde entonces mi mujer y él tuvieron una lactancia perfecta.
#71 Está comprobado que hay niños con frenillo que dificulta la lactancia. Eso es un hecho y es una intervención relativamente común, sencilla y efectiva en los casos en los que aplique.
Puede que antiguamente bebés con esos problemas murieran o ganarán menos peso hasta que crecieran y ganaran fuerza suficiente para mejorar la succión. Puede que hace unas décadas no se detectaran problemas porque no se cuidaba la lactancia y a la mínima se enfuchaba biberón y se vendía lucrativa leche de fórmula. Puede que suplementos que dan a las madres durante el embarazo haga que los niños desarrollen más frenillos.
Si se hacen estudios para aportar más luz, perfecto, pero si lees comentarios verás a mucho cuñado sin tetas y sin hijos hablando de lactancia con una soltura que flipas...
#43 El problema es ver esto lleno de cuñados, muchos tíos que no han dado el pecho, que no tienen hijos o no han tenido problemas con la lactancia, que no tienen ni puta idea de lo que hablan soltando mierda y opinando a un artículo que busca morbo sobre una denuncia que hace una influencer a una clínica de una youtuber.
#2#3 El frenillo puede dificultar la lactancia. Eso es un hecho, no una moda ni una pseudoterapia.
La intervención es sencilla y de muy bajo riesgo hecha por un profesional adecuadamente formado (otra cosa es que te pille algún desaprensivo). Se hace tanto en clínicas privadas como en la Seguridad Social.
#98 Se puede entender que decir que hay causas multifactoriales y que hay que tener en cuenta el contexto NO significa quitar de un plumazo la causa principal, porque precisamente hay que tener en cuenta el contexto (y normalmente las personas pobres parten de un contexto desfavorable en este sistema).
Ad hominem no es deslegitimar un argumento porque lo dice una persona concreta. Ad hominem es deslegitimar un argumento atacando o descalificando a la persona, que es lo que ha venido a hacer al decir "no soy aporofóbico pero...".
Me da la impresión de que opinamos lo mismo en el fondo (sobre este tema), pero decidió interpretar mi comentario como si yo estuviera en no sé qué bando.
#96 Aaaah, que decir que no se puede victimizar automáticamente y que no se puede culpar de todo al malvado sistema ... significa que cualquiera sin conocerte se puede marcar ad hominem y de forma más o menos directa llamarte aporofóbico.
Dices "los judíos han sufrido mucho como pueblo, pero esto que hace Netanyahu..." ... y algún figura te llama antisemita.
Dices "creo en el feminismo y la igualdad de derechos, pero esto que ha hecho Irene Montero..." ... y otro pieza te llama machista.
Todo es multifactorial y no hay una sola respuesta. No se puede culpar a los pobres ignorando el contexto que les ha llevado a su situación, pero tampoco victimizar automáticamente y usar como comodín que el sistema (ese entre externo y abstracto) tiene la culpa de todo.
Ese libro me generó sentimientos encontrados, momentos de sentir que estaba ante la obra de un genio y otros en los que me costaba coger el libro de la mesilla por falta de enganche.