He estado viviendo durante un curso escolar entero en un edificio que da justo al paseo de las Canteras, en las Las Palmas. Un día llegue a contar veinte victimas. Lo peor, que eran de tamaño baby y pequeñas (más difíciles de matar) Las grandes estaban en la parte baja, el sótano (era un antiguo hotel setentero) y no podían entrar por el desagüe, o por debajo de la puerta, menos mal.
Nunca he tenido manía a ese bicho, de hecho hace años, tuve una mini plaga en mi casa, en Madrid, se soluciono con trampas y unos días. Pero lo que viví en ese piso, junto a mi pareja, que la pobre desayunaba mientras se paseaba una por encima de la mesa (tamaño baby o pequeña) o viendo unas antenas en la pantalla de su móvil,ya en la cama, a punto de dormirse, no lo he vivido jamás y espero no volver a hacerlo
Cuando entrabamos y ya era de noche, dábamos la luz, y las veías, de tres a cinco corriendo a esconderse, como si las hubiéramos pillado de fiesta
La media diaria; unas diez, aunque como dije, he llegado a matar veinte. Ah, ni trampas ni leches, menuda invasión, el fusfus para reducir su velocidad y cambiar la ruta del bicho, papel higiénico y al WC. Lo de pisarlas me da un ascazo tremendo
Sólo recuerdo cuatros semanas, no consecutivas en las que no vimos ni una, fumigaban y daba gusto. El piso, enano, 40-50m2 aprox, así que imaginad el panorama. Cuando nos dimos cuenta del cuadro ya estábamos instalados y enamorados del lugar, que sino mi pareja no se queda ahí. Hay cosas peores en esta vida... que en lugar de babys o pequeñas hubiera sido grandes...
Ahora, volvería, porque tengo cariño al lugar, a algunos vecinos, al portero que vale un montón, pero vaya tela con las cuquis.
P.D: Quizás alguien sabe de lo que hablo, conoce el edificio del que hablo (sí ese de los pasillos del hotel del Resplandor), y sabe que no exagero nada