El conflicto árabe-israelí tiene una historia tan larga y tan enquistada que dar la razón, globalmente, a uno u otro bando es algo que procede más de los sentimientos que de la razón. Quizás, a estas alturas, habría que centrarse en los hechos puntuales.
Soy demasiado especial para trabajar aquí. O me toman como soy o no me toman. Resultado: no pasas la selección. Un año sin trabajar, pero puedes ir con tu perilla. Seguramente tienes ahorros o unos padres que siguen manteniéndote. Los principios son una cosa más seria.
#4 Aquí hay una estimación de los datos de los años 80
Según cifras oficiales del Gobierno británico, en el segundo semestre de 1985 se practicaron, principalmente en Londres, cerca de 8.000 abortos a españolas. elpais.com/diario/1986/08/10/sociedad/524008803_850215.html
Cualquier mecanismo vale. Lo que no se puede tolerar es que haya miles de autónomos y PYMES al borde de la bancarrota por culpa de los impagos de las administraciones. Pero, eso sí, debiendo pagar el IVA de facturas que no han cobrado.
Una reflexión jurídica relacionada con la noticia en www.jotdown.es/2012/03/tsevan-rabtan-violencia-estructural/
"El uso del término “violencia estructural” contra las mujeres que abortan —y que, se supone, sin esa “violencia” no abortarían— es una manera retorcida de introducir el debate sobre si el aborto debe o no ser legal, y en qué condiciones."
Creo que no está duplicada. Aporta más información sobre las motivaciones del administrador para traicionar a muchas de las personas que confiaban en él.
No entiendo bien por qué dimite: ¿fueron los trabajos de consultoría falsos? ¿fueron unos precios desorbitados?¿se valió de su cargo en ESADE para lograr beneficios personales?. En cualquier caso, me parece una actitud mucho más honesta que la de muchos políticos que aguantan en sus puestos con montones de juicios pendientes. Eso no tiene nombre.
Es incomprensible cómo se puede perder la compostura de ese modo:
"La docente recibió tirones de pelo, puñetazos y patadas -incluso estando ya derribada en el suelo- al grito de «¡hija de puta, cabrona, te voy a matar!».
Parece una condena muy dura, pero la gente debe aprender que no se puede ir por ahí con esa actitud violenta, y menos contra los maestros.