Siempre he aspirado a la elegante eficacia de Aticus. No sé si tener un padre así es bueno o malo. ¿Cómo podrán los niños liberarse de la influencia de una persona tan notable y vivir sus propias vidad?
El final del reportaje es muy curioso, en el se propone una nueva ley para proteger a los ancianos de abusos. Los políticos cuando no saben cómo resolver algo, redactan una ley. Si los personajes a los que no se sabe cómo tratar son niños entonces se mete una asignatura en el curriculum de la Eso.
El debate sobre cómo ir vestido es absolutamente imposible. Los límites los fijaron los campos de concentración alemanes, nadie desnudo, y la seguridad, nadie con la cara tapada. Lo demás es opinable.
Nadie entiende muy bien para qué sirven los políticos. Bueno, ahí colocábamos lo peor de cada casa. Gracias a ETA, los teníamos entretenidos, nos engañaban, jugaban con las víctimas, se acojonaban... Sin ella no sé en qué los vamos a emplear.
José Luis Uribarri tiene dotes adivinatorias, acertó casi siempre dónde iban a parar los votos. ¿Por qué no lo contratan en Moncloa y nos dice cuándo va a acabar la crisis?
Sócrates, en el Fedro, ridiculiza a sus colegas apuntados a la escritura, la novedosa tecnología de grabación y transmisión de datos, al pronosticar que el invento iba a favorecer el olvido y a crear una casta de personas “que habiendo oído hablar de muchas cosas sin instrucción, darán la impresión de conocer muchas cosas, a pesar de ser en su mayoría unos perfectos ignorantes”. 2500 años después, a algunos profesores se les oye decir algo parecido de la Informática: laminados por la avalancha de ordenadores portátiles que los políticos regalan a los alumnos, con mochilita teñida electoralmente con los colores autonómicos, para que los adolescentes no se dejen ver de día demasiado por las calles, anestesiados con Internet, la epidural que los mantiene sedados en las clases más eficazmente que La Odisea.
La excelencia se obtiene, ahora, llamándole la atención de modo ineducado al que, según el policía de turno, se ha equivocado. Y si se pagara a un sicólogo.