Cada uno de nosostros tiene competencias interesantes, habilidades únicas, y formas de hacer las cosas distintas. Cada uno de nosostros es una marca, un valor único, algo que va más allá de una plantilla de papel o de un test psicotécnico. Creámoslo, carajo, cada uno de nosotros vale más de lo que algunos nos quieren hacer creer. Rebelémonos, tengamos fe en nosotros, miremos dónde está nuestra marca personal. Está ahí, démoslo por seguro. Quizás le falte abrillantarla o pulirla, pero está ahí. Saquémosla con orgullo, hagamos que nuestra marca sea personal, única, intransferible y relevante. Es lo mejor que podemos pedir para este 2011.