Ahí está la clave. Si tú me llamas a mí a mí número personal para venderme algo que yo no te he pedido ni quiero comprar, te hablo en la lengua que a mí me dé la gana. Si tú no la hablas, te disculpas y cuelgas. Si llamas a un chino que solo habla chino (o no le da la gana de hablar español), está feo mandarlo a tomar por culo.
Yo, durante años, cuando vivía en España, me quitaba de encima las llamadas comerciales respondiendo en catalán y jamás tuve ningún problema. Desde que no vivo en España me las sigo quitando de encima hablando en catalán (donde vivo existe un riesgo medio-alto de que hablen español) y jamás me han insultado. Simplemente se dan cuenta de que están perdiendo el tiempo y cuelgan para ir a molestar a otro. Muchas veces creo que incluso etiquetan tu número como imposible y no vuelven a molestar.
He estado tres veces en Skopje y es una de mis ciudades favoritas de todos los Balcanes. La parte kitsch reciente es impresionante, pero lo realmente asombroso es la cantidad de arquitectura brutalista/socialista que se conserva perfectamente.
Tres veces he estado, antes de la guerra, y el mayor peligro de Tiraspol es morir de aburrimiento si pasas demasiado tiempo allí. Conocidos míos han estado recientemente y confirman que el único peligro en Transnistria sigue siendo el aburrimiento.
#9 En Rumanía también es bastante habitual. Salvo zonas más cuidadas en el centro o algunas plazas, donde es más común el adoquín, las aceeras están asfaltadas. Es barato, resistente y fácil de remendar.
#3 En Rumanía, donde vivo, los Golf importados son todos de una abuelita que lo usaba para ir a misa y a hacer la compra. Los Audi y BMW son de un profesor universitario o de un médico que se ha jubilado y vende el coche.
#133 El límite lo ponemos donde lo consideremos conveniente, pero igual para todos. Si tus compañeras van el chanclas, bermudas y camiseta de Batman, tú también puedes.
Trabajé para ellos hace unos años, en remoto. Doy fe de que echarle dos horas al día ya era para volverse loco. Pagaban una miseria, pero me compensaba porque lo hacía durante mi trabajo principal, que en aquel momento flojeaba bastante.
Oí cosas que aún no he conseguido olvidar.
Que le den un premio al que ha redactado la noticia, que dice que Rusia importa el 50 % del aceite que se consume en España y que luego, en el párrafo que afirma que «donde el precio oscila entre los 16 y 21 euros el litro», te demuestra con cálculos que el litro sale a 4,246.
Mucha gente que lleva media vida fuera de donde nació tiene también acento intermitente según el contexto y el interlocutor. Mi madre, nacida en un pueblo de Soria de padres de un pueblo de Jaén, criada desde los tres años en un pueblo del norte de Alicante y trasladada a Elche a los 14 añitos (tiene ya 68), tiene un acento estándar de señora valenciana, pero le sale un acento andaluz muy extraño solo cuando habla con sus familiares que sí tienen acento andaluz, pero no cuando habla con los que no lo tienen. A sus hermanos les pasa lo mismo, que tienen un acento cuando hablan entre ellos y otro cuando hablan con el resto del mundo. Su hermana mayor, que se casó y se quedó en el pueblo del norte de Alicante y que apenas habla castellano en su día a día es la que más acento de Jaén conserva. Supongo que el mismo fenómeno se observa en otros andaluces transplantados a tierras lejanas.
Ahí está la clave. Si tú me llamas a mí a mí número personal para venderme algo que yo no te he pedido ni quiero comprar, te hablo en la lengua que a mí me dé la gana. Si tú no la hablas, te disculpas y cuelgas. Si llamas a un chino que solo habla chino (o no le da la gana de hablar español), está feo mandarlo a tomar por culo.
Yo, durante años, cuando vivía en España, me quitaba de encima las llamadas comerciales respondiendo en catalán y jamás tuve ningún problema. Desde que no vivo en España me las sigo quitando de encima hablando en catalán (donde vivo existe un riesgo medio-alto de que hablen español) y jamás me han insultado. Simplemente se dan cuenta de que están perdiendo el tiempo y cuelgan para ir a molestar a otro. Muchas veces creo que incluso etiquetan tu número como imposible y no vuelven a molestar.