Por generaciones se ha transmitido información distorsionada de cómo convivir con los perros romantizando el sometimiento hacia ellos, a través de los tiempos hemos idealizado nuestra convivencia con el “mejor amigo del hombre” pero tras nuestras acciones u omisiones los sometemos a nuestros deseos dejando de lado sus intereses, anulando su identidad por medio de una relación opresiva, reprimiendo su animalidad incluso hasta llevarlos a un estado de indefensión mediante la violencia especista.